17.10.2017. Santa Cruz de Tenerife.
El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife inaugura este jueves una exposición retrospectiva sobre la figura del artista César Manrique y su particular conexión con la capital tinerfeña, que permanecerá abierta con acceso libre en la Casa de la Pólvora de martes a domingo hasta el 30 de noviembre, de 11 a 13 horas y de 17 a 20 horas en días laborables y de 11 a 14 horas en domingos y festivos.
La exposición cuenta con contenidos multimedia, un conjunto de paneles informativos y una unidad didáctica pensada para la visita de centros escolares y es posible gracias a la participación conjunta de las áreas municipales de Cultura, Servicios Públicos y Sociedad de Desarrollo, en colaboración con la Fundación César Manrique.
En la retrospectiva han colaborado también la empresa de transporte TITSA, la Fundación la Caixa y la entidad Esculturas Bronzo.
Aprovechando la exposición ‘César Manrique en Santa Cruz. César Manrique en el mundo’, el Ayuntamiento ha procedido a la restauración de una de las obras más emblemáticas del artista conejero en la capital, ‘Homenaje a Santa Cruz’, que se localiza en las inmediaciones de la Casa de la Pólvora.
‘Homenaje a Santa Cruz', de 15 metros de altura, 9 metros de ancho y 6,5 toneladas de peso, es una obra realizada en los talleres de Aquilino Dorta en Arafo.
Consta de una estructura fija de acero, forrada de hierro en color blanco, y otra móvil, compuesta de un eje interior de acero inoxidable de 16 aspas que giran en la dirección del viento. Su parte superior tiene forma de diamante y en la inferior tiene dos pirámides invertidas que coronan la instalación dejando una cruz en su interior.
La interpretación e ingeniería de esta obra póstuma de César Manrique Cabrera (1919-1992) estuvo a cargo de los ingenieros Juan Alfredo Amigó y José Luis Olcina. La escultura fue donada por la empresa Domingo Alonso S.A., el 22 de septiembre de 2000. Su coste ascendió a 240.405 euros.
La ubicación de la Casa de la Pólvora ha sido expresamente elegida para albergar esta muestra al encontrarse en un entorno donde, además de la escultura ‘Homenaje a Santa Cruz’, se encuentra la mayor obra civil de Manrique en la capital: el Parque Marítimo.
Parque Marítimo
Es la última obra que el artista diseñó antes de fallecer y que culminaron años después los arquitectos Alfredo Amigó y José Luis Olcina.
Consta de 22.000 metros cuadrados y está formado por un lago de 7.800 metros cuadrados que se sitúa en torno a una isla, con jardines a diferentes alturas y tres piscinas de agua de mar, en un entorno embellecido por elementos naturales como rocas volcánicas, palmeras y plantas ornamentales, así como diversas cascadas de agua.
Dentro del complejo, César Manrique ideó la escultura 'Juguete del Viento', que se encuentra instalada sobre un peñasco de lavas entre el borde de la piscina central y la orilla del mar.
La escultura, realizada en acero corten en los talleres de Aquilino Dorta, está formada por un tubo de seis metros de altura, situado dentro de un pequeño estanque cimentado fuertemente a la base de sustentación que se encuentra anclada a un prisma cuadrangular de 1,80 m de altura.
En la parte superior del tubo se acoplan, alternativamente, 20 aspas en forma de cruz, con 3 y 2 módulos poligonales cada una, instaladas a sotavento y barlovento, de manera que al ser impulsadas por el viento rotan con movimientos opuestos produciendo infinidad de combinaciones.
La interpretación e ingeniería de esta obra póstuma que simula los molinos de viento que el artista conoció de pequeño en su isla natal, es fruto de la labor de Juan Alfredo Amigó y José Luis Olcina.
Escuela de Náutica
Por último destacar la escultura de Manrique titulada ‘Anatomía de un barco’ que data de 1966 y está ubicada en la Escuela de Náutica de la capital tinerfeña. Esta obra de grandes proporciones (12 metros de largo, 3,6 metros de alto y medio metro de profundidad) se compuso con materiales de viejos pailebotes y goletas que estaban en los varaderos del puerto de Santa Cruz de Tenerife, a la espera de ser desguazados y que, con esta nueva forma de escultura, los encumbró y ennobleció, divulgando a la vez el concepto ecológico del reciclaje.
En el bar y restaurante del mismo centro de enseñanza, también llevó a cabo la escultura 'Máquina para la Mar', un ensamblaje artístico en el que las distintas piezas utilizadas pertenecían a motores de los pailebotes de la flota artesanal canaria que durante años habían faenado en los caladeros saharianos o mauritanos y que esperaban el desguace en los varaderos del muelle de Ribera del puerto de Santa Cruz de Tenerife.