12.10.2023 | Redacción
Por: LuisAlberto Serrano
Una cosa que siempre he tenido claro es que ser segundo, quizás, sea mejor que ser primero. El ganar te pone en un nivel que luego no se puede mantener y el segundo empieza a sacar beneficio de lo que el líder no puede abarcar. Y, he comprobado mil veces, que suele ser más suculento recoger las limosnas. Recuerdo una vez, un grupo de amigos se presentaron candidatos para ir a Eurovisión. Se quedaron a diez milésimas de representar a España. Esa noche, en la que estábamos votando con el móvil como locos para que ganaran, hubo decepción en casa tras quedarse a las puertas. Todos menos yo, que dije: para mí van a ser los triunfadores de la noche. Eurovisión los puede devorar, pero si a estos chavales los empieza a representar un manager con buenos contactos, los saca adelante. El tiempo, como casi siempre, me dio la razón. La historia final es que llegaron a ser nº 1 de 40 Principales varias veces.
Con mi admirado Murakami me pasa lo mismo. ¿Qué no gana el Nóbel? No importa, el año que viene, que tampoco lo ganará, nadie se acordará de quién fue quién lo gano este año. De hecho, sin mirar en San Google, ¿Cuántos me podrían decir de quién fue quién lo ganó el año pasado? Pues eso. Sin embargo, todos, todos los años se acuerdan de Murakami. ¿Y eso en qué se traduce? En promoción y publicidad que se convierte en venta de libros. Yo, el año pasado me leí uno de él. Nunca he leído sus novelas, pero he visto películas basadas en ellas: la nostálgica “Tokio blues”, “Burning” en el que hicieron una película de más de dos horas a partir de uno de sus cuentos de 20 páginas y lo mismo que pasó con la nominada al Óscar “Drive my car”. Pero sí me leí, y les aseguro que me sirvió como ejercicio para ir convirtiéndome en escritor, su autobiografía “De qué hablo, cuando hablo de escribir”.
Eso sí, nosotros que somos más “listos” que los suecos, le daremos su merecido reconocimiento el próximo día 20; con el Premio Princesa de Asturias de las Letras. Grande, Murakami.