22.06.2024 | Redacción | Escrito
Por: Pilar Medina Rayo
Pieza de bronce datada en el segundo tercio del siglo I d.C., encontrada en el yacimiento de Escombreras. Se puede visitar en el Museo Subacuático de Cartagena.
Representa una mano diestra, en la que podemos observar tres de sus dedos extendidos y dos plegados sobre la palma. Adornada con diversos motivos entre los que destaca un personaje sentado y una serpiente que recorre toda la mano. Se trata de una mano de adoración de la deidad oriental Sabazio, originario de Asia Menor, que se extendió por el Imperio romano a través de su ejército. La figura sedente es un hombre barbado, vestido con gorro frigio, túnica y unos anaxyrides (pantalones de piel usados por los frigios), esa figura representa al mismo Sabazio.
Los romanos adoptaron esta deidad y la asociaron con Júpiter, dando como resultado la advocación “Júpiter sabazios” que tenía como tributo principal la serpiente, que representa renovación anual de vida.
Al contemplar esta pieza es imposible no apreciar un, más que notable, paralelismo entre la posición de los dedos de esta mano y la mano de cualquiera de nuestros Pantocrátor de la iconografía de Cristo que, en forma mayestática, nos bendice con su mano derecha. Sin duda, estamos ante un claro ejemplo de sincretismo religioso.
Se denomina sincretismo a la combinación de dos tradiciones, doctrinas religiosas o, incluso, prácticas lingüísticas de culturas diferentes que se mezclan, conciliando sus distintos contenidos que se fusionan y asimilan mutuamente, obtenido de esa forma un producto cultural totalmente nuevo, aunque con los signos evidentes de los iniciales.
Pero no es la serpiente el único símbolo que ambas religiones comparten, aunque con significados distintos, mientras que para los seguidores de Sabazio era un animal positivo, para judíos y cristianos es marcadamente negativo, ya que con ella comenzaron nuestras desgracias.
Para los autores Daniel Alonso Campoy y Juan Pinedo Reyes “Sabazio se configura como un dios de la luz y las tinieblas, de vida y muerte, salvador y dador de la vida eterna, en el marco de una religión mistérica monoteísta en la que los iniciados gozaban del favor de la deidad, quien garantizaba una rica vida de ultratumba tras acceder a ella a través de una suerte de juicio final sobre el alma de los difuntos.” Religión monoteísta, juicio final, una rica vida después de la muerte para los justos…, sin duda nos suena de algo.
Pero no son los únicos paralelismos. Otro de los símbolos que compartimos, lo hallamos bajo el dios oriental donde encontramos una cabeza de carnero, un cuchillo y un ara llameante, algo que nos recuerda al relato bíblico del sacrificio de Isaac por su padre Abraham. Nada descabellado ya que el dios Sabazios tuvo buena acogida entre la población judía en uno de sus tantos destierros a lo largo de la historia donde, al igual que hicieron los romanos con su dios principal, ellos lo asimilaron al propio Yaveh, según aseveró, en 1906, el destacado arqueólogo, historiador y filólogo Franz Cumont.
Más simbolismos que encontramos en la mano, donde localizamos una cueva y, dentro de ella, una mujer que amamanta a su hijo. Se trata de Sabazio siendo amamantado por su madre, la diosa Cibeles. Escena que, sin duda, también recuerda a los relatos basados en la tradición judeo-cristiana.
La mano ha sido representada en la misma posición que lo que conocemos como bendición latina. En uno de sus dedos se encuentra el propio Sabazio sentado en majestad, con la misma posición iconográfica que nuestro Pantocrátor, que es una representación de Dios Todopoderoso típica del arte bizantino y románico, donde aparece Cristo mayestático, con la mano derecha levantada para impartir la bendición.