30.05.2023 | Las Palmas de Gran Canaria
Por: Luis Alberto Serrano
Hace dos legislaturas, tres partidos políticos vinieron a “ficharme” para ponerme en las listas municipales. No creo que lo haga nunca. Eso sí, creo firmemente que hace falta más gente creativa en las instituciones. Alguien a la que se les ocurran cosas nuevas y diferentes y, muchas veces, eso pasa tomar decisiones con por disrupciones arriesgadas. Y no, lo que tenemos es personal que no se atreve a nada para no hacer peligrar su puesto. Hablan de proyectos en elecciones y luego se dedican a amansar las aguas hasta la siguiente legislatura. Esto es lo que hay, no sólo en España, obvio. No sé si alguien se ha dado cuenta de cómo funcionan las intenciones de voto y porque pasamos por estas alternancias entre la derecha y la izquierda. Me gustaría contarles una ocurrencia de almohada de anoche. Y, si no se la creen, por lo menos se divierten un rato.
En España tenemos varios tipos de votantes. A saber. Los regionalistas, que votan a los partidos de la tierra para que puedan defenderla del gobierno central. Válido. Después, los que votan a las personas y no a los partidos. Ese soy yo que este año, de las 4 papeletas, voté a tres partidos. Después están los radicales de izquierda o derecha. Estos suelen ser que no están contentos con el PSOE o el PP porque son unos flojos. Pues válido, también. Después, los de ideas fijas que votan al partido desde las primeras elecciones que en su juventud. Los fieles. Los que, si su partido comete errores, siempre dirán que es la prensa la que lo tergiversa. Los que no piensan nada más allá que lo que les dicen sus líderes. Válido, un poquito borregos, pero válido. Y los que, para mí, llevan años decidiendo en las urnas son los “Pepesoeros”, los que le votan unas veces al PP y otras al PSOE según les venga en gana y dependiendo de los acontecimientos. Y créanme, demostrable, que son muchos más de lo que se cree.
Los “Pepesoeros” funcionan por rebote, muchas veces manipulados por la prensa o las redes sociales. A estos son a los que aspiran a convencer los partidos en las campañas electorales. Pero no, no se dan cuenta de que viven manipuladoramente orquestados y votan en masa, aunque no se sienten a debatir juntos. Y, como España es un país en el que protestar es deporte nacional y las insatisfacciones personales hay que achacárselas a alguien, todos piensan que la culpa es… del gobierno. Con lo que, cuando la cosa va mal deciden echar al gobierno que haya. Cuando Aznar mintió, los “Pepesoeros” votaron al PSOE; cuando Zapatero mal midió la capacidad de la crisis, votaron al PP; cuando Rajoy se vio acorralado por la corrupción, votaron al PSOE y ahora le toca el turno a Pedro Sánchez. Ya se ha visto en estas elecciones que hay un giro en la intención de voto y los “Pepesoeros” están circulando por la Calle Génova.