14.03.2022 | Redacción | Relato
Por: Isa Hernández
Sus ojos parecían desorbitados y la cara era un cuadro de terror cuando gritaba el nombre de su madre. Su madre acudió con premura, pero no había consuelo para calmar a Luci, por más que la abrazaba y trataba de convencerla de que había tenido una pesadilla. Luci seguía mirando con estupor hacia un punto fijo de la pared, refiriendo entre sollozos que todos estaban en la carretera del bosque, suspendidos en el aire y entre esas personas estaba su hermana Laura, que la llamaba para que la rescatara, pero ella no podía llegar hasta el lugar, no podía ayudarla. Eso le causaba una desolación infinita que la sumía en la más profunda tristeza. La desesperación, angustia y zozobra que sentía no la dejaban respirar, quería correr y se había quedado paralizada en la luz de su oscuridad. Su madre al oírla intentó despertarla, pero esta vez costó más que las anteriores; estaba muy rígida, traspuesta y lloraba sin cesar. Poco a poco fue recuperando la movilidad y se aferró muy fuerte a su madre. Entonces respiró más pausada, regresó a la realidad y le relató el sueño con desazón.
Imagen: Isa Hernández | CEDIDA