14.06.2024 | Redacción | Escrito
Por: Pilar Medina Rayo
Lulú es una chimpancé de unos 38 años, no se sabe exactamente su año de nacimiento, pero se calcula que pudo ser en 1986.
La chimpancé pertenecía a un fotógrafo que la empleaba como reclamo turístico. En los años 80 y 90, era común la explotación de animales exóticos en zonas costeras donde los turistas se hacían una foto con ellos, como recuerdo de sus vacaciones en España. Una de esas zonas turísticas eran las Islas Canarias.
Siendo tan sólo una cría, su propietario, la hacía de fumar, algo que, supuestamente, era divertido y atrayente para el público. Finalmente, como consecuencia del maltrato a que su dueño la sometía, las autoridades intervinieron y fue incautada, siendo trasladada al Parque de Santa Rosalía, en Telde (Canarias). Y allí quedó Lulú…
Estuvo diez años encerrada en una jaula de hormigón y cristal donde los viandantes le gritaban para llamar su atención, le tiraban latas y cigarros encendidos por la noche. El pobre animal entró en depresión por estrés.
Tiempo después incorporaron a Lucas, un joven macho que la acompañó, pero la depresión de Lulú no mejoró, más bien lo contrario. Estos animales necesitaban tranquilidad y el parque no se la proporcionaba, tanto por las actividades que en él se organizaban, por ejemplo, conciertos nocturnos, como por la afluencia constante de público. La chimpancé comenzó a pasar horas con la mirada perdida en la nada.
En 2005 el grupo ecologista Turcón se hace eco de su situación: Lulú sufre depresión.
La sociedad entera se movilizó y se levantó ante la indignación de tener a unos seres vivos sintientes encerrados en una pequeña jaula. Proyecto Gran Simio realizó un notable esfuerzo para buscarle un sitio adecuado, la prensa informó en todo momento sobre lo que estaba ocurriendo, un colegio de niños estuvo apoyando su libertad de principio a fin, un Equipo de Televisión Española de Informativos Fin de Semana hizo dos reportajes sobre ella, Iberia ofreció el transporte de los chimpancés sin cobrar…
Por su parte, el gobierno municipal de entonces, capta el mensaje y empatiza con el pobre animal, su alcalde dijo al respecto “aunque preferiría que la mona se quedara, porque no deja de ser una atracción, no vamos a consentir que sufra”, financiando el Consistorio su viaje desde Telde a Madrid, para iniciar una nueva vida en el Centro de Rescate de Primates Rainfer/ Fundación Chimpatía.
En junio de 2005 Lulú llegó a Rainfer, junto con su compañero Lucas. Actualmente convive con otros dos chimpancés, Gombe y Sandy, haciéndose muy amiga de esta última a la que se abrazó en el momento de conocerla, gritando de ilusión y acicalándose ambas mutuamente durante horas.
El Centro dice de ella que es pacífica, cariñosa, dulce y atenta con sus compañeros y con las cuidadoras. Adora estar en lo más alto de la atalaya hasta que llega el atardecer, siendo siempre la última en entrar en el dormitorio a la hora de dormir. También le encanta mirarse en los espejos y acicalarse el pelo. Su vida actual es tranquila y apacible, Lulú, por fin, es feliz.
Pero Lulú, sin llegar nunca a saberlo, se convirtió en todo un símbolo para Telde, sensibilizando a toda una sociedad y a sus gestores con respecto a los derechos de los animales, siendo de los primeros en comprometerse a modificar su legislación municipal para declararse libre de circos con animales, actualmente prohibidos en toda España.
En 2021, la Concejalía de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Telde, colocó, en el Parque donde vivió 10 años, una placa en su honor, refiriéndose a ese espacio como “un lugar que nunca debió existir”.
Su jaula continúa en el Parque de Santa Rosalía, aunque hoy día todo el mundo lo conoce como el Parque de Lulú.
Por su parte, Rainfer cuenta actualmente con unos 130 ejemplares de primates de unas 20 especies, cada uno de ellos, al igual que Lulú, con su propia historia, encontrando en este santuario de primates esa paz que el ser humano le negó durante una parte importante de su vida.