¿Existió la loca de los gatos?

25.05.2024 | Redacción | Escrito

Por: Pilar Medina Rayo

En los Simpson aparece un personaje denominado “la loca de los gatos”. Su protagonista, que en realidad se llama Eleanor Abernathy, es una mujer solitaria rodeada de gatos y que presenta trastornos mentales.

Como “la loca de los gatos” se entiende al arquetipo cultural representado por una mujer de mediana edad o anciana, solitaria y que convive con varios gatos o los alimenta. Normalmente este término se utiliza de forma despectiva o jocosa, pero ¿realmente existió alguien parecido a este personaje? La respuesta podríamos encontrarla en Lolita Pluma.

Bastantes años antes del personaje estadounidense que, seguramente, es mundialmente conocido, existió una “loca de los gatos” real que, a través de su peculiar forma de ser, se ganó el afecto de su gente.

En el Parque de Santa Catalina, de la isla de las Palmas de Gran Canaria, encontramos la escultura de una mujer anciana rodeada de gatos. Se trata de la efigie dedicada a María Dolores Rivero Hernández, más conocida por el apelativo cariñoso de “Lolita Pluma”.

¿Qué hizo María Dolores, o Lolita Pluma, para que sus paisanos le hayan querido rendir este homenaje? La respuesta es: su bondad.

Lolita, de origen humilde, nació en La Isleta, de Gran Canarias, el 4 de marzo de 1904, aunque su familia residía en Arucas. Conoció el Parque de Santa Catalina a través de su abuela, quien la llevaba de pequeña cuando la familia bajaba a visitarla a la capital grancanaria.

Sus orígenes familiares son argentinos y se les conocía como los “Pluma”, debido a que, en aquellos tiempos, eran de los pocos que sabían escribir con este utensilio.

Sufrió de mal de amores, casándose y separándose, lo que algunos consideran que pudo ser el origen de su posterior forma de actuar. Cuando se quedó sola, volvió a su querido Parque de Santa Catalina, lugar que le traía bonitos recuerdos de su infancia. Ese Parque se convirtió en su hogar y los gatos que por allí pululaban en su familia.

Lolita Pluma decidió vivir la vida que quería, llenándola del mismo color que lucía en sus extravagantes atuendos a los que acompañaba con un llamativo y coqueto maquillaje.

El maestro de la canción canaria Miguel León Martín le dedicó el vals “A Lolita”: “Ella se encuentra feliz, habla con perros y gatos, les reparte la comida, aprendamos la lección…”

Por su parte, el cantante y compositor Braulio García le dedicó la canción “Lolita Pluma”: “Sonrisa desdentada, rímel y colorete, y un kilo de carmín, para ocultar sus labios de toda mueca ruin. Lacitos colegiales en su encrespado pelo y un traje bien chillón, absurdamente corto, justifica el revuelo que a su paso dejó. Por el Santa Catalina, ella va de esquina en esquina, como una reina en su corte…”, versión que también cantó el grupo Los Gofiones.

Pero… ¿alguna vez nos hemos parado a pensar qué significa “ser la loca de los gatos”? ¿somos conscientes de las connotaciones negativas que conlleva?

El corazón de Lolita, y su cariño incondicional, fue esencial para esos gatos callejeros a los que alimentó, e incluso les procuró cuidados veterinarios. Esto fue posible gracias a que en ellos invirtió el poco dinero que ganaba vendiéndole a los turistas chicles, flores de papel, postales, pequeñas artesanías que ella misma realizaba o, incluso, dejándose fotografiar por ellos.

Esta mujer fue en realidad una defensora de los animales, adelantándose unos pocos años a lo que después están haciendo miles de personas a través de voluntariado, asociaciones o protectoras de animales. Realmente, el término más adecuado para referirnos a ella debería ser “el ángel de los gatos”.

Este ángel, con su generosidad, empatía y singular forma de ser, se ganó el cariño indiscutible de su gente, quienes la recuerdan con cariño y respeto. Junto a la escultura que el ayuntamiento colocó en el Parque de Santa Catalina para homenajearla, figura una placa con la siguiente leyenda: ”Personaje popular entrañable, querida por todos. Con su bohemia multicolor fue símbolo de libertad, musa del turismo y los artistas, protectora de los animales, nominada 'Reina del Parque Santa Catalina' en 1984”.

Lolita falleció el 21 de febrero de 1987, convirtiéndose en recuerdo vivo en su ciudad. Ese día, el periódico local Canaria 7 publicaba: “Lolita Pluma es uno de los personajes más extravagantes, populares y entrañables que ha tenido Las Palmas de Gran Canaria”. Tal y como cantaba Braulio en su canción “Es lolita pluma, sí lolita pluma, cuando se vaya morirá un poco toda la ciudad”.

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