16.08.2023 | Redacción | Poesía
Por: Isa Hernández
Sentada al atardecer miraba el arrebol,
como obnubilada se quedaba pensativa,
ensoñada su alma recordaba a la diva,
mientras en el horizonte se ocultaba el sol,
Recordaba a su enamorado de aquel ayer,
cuando la envolvía con su ardiente amor,
la abrazaba con tierna fortaleza y vigor,
y le susurraba bajito, versos del querer.
Se amaban como unos locos con pasión,
a la luz de la luna blanca de madrugada,
recostados sobre una manta en la arena plateada,
y miraban a las estrellas con ilusión.
Sus cuerpos se unían con fervientes deseos,
promesas y anhelos de eternidad,
sin temor alguno a la cruda soledad,
juntos volarían a los espacios etéreos.
La espuma de las olas los salpicaba,
la barca de los sueños los adormecía,
él le decía con besos cuánto la quería,
y ella entre el viento y el tiempo se despertaba.