El Teatro Guimerá acoge la representación de la obra ‘Tres hermanas’, de Antón Chejov

19.03.2018. Santa Cruz de Tenerife

El Teatro Guimerá acogerá este fin de semana la representación de una adaptación de la obra ‘Tres hermanas’, original de Antón Chejov, en la que se plantean preguntas permanentes sobre la existencia, el sentido de la vida, el futuro, el amor, los sueños o la filosofía. Las representaciones tendrán lugar este viernes 23 y el sábado 24 a las 20:30 horas.

La adaptación realizada por Raúl Tejón parte de la idea de la incapacidad humana para cambiar el concepto que tenemos de nosotros mismos, cuando nos enfrentamos ante otro ser humano. El amor como fuente de grandes sufrimientos, por un lado, nos hace estar vivos y, por el otro, nos hace desdichados. Por mucho que lo intentemos, parece que no podemos salir de las mismas situaciones, de las mismas neurosis. Estamos encerrados en un bucle. Cambia el escenario, cambia la época, cambia nuestra sociedad, pero seguimos en el mismo punto.

La obra está interpretada por Raquel Pérez, Ana Fernández, Marta Larralde, Emilio Buale, Carles Francino, Fernando Albizu, Antonio Vico, Sabrina Praga, David González y Chema Trujillo. Las entradas, al precio de 28, 26 y 24 euros, se pueden adquirir en la taquilla del Teatro Guimerá de martes a viernes, de 11:00 a 13:00 y de 18:00 a 20:00 horas. También se pueden comprar por teléfono llamando al 922 609 450 o a través de la página web www.teatroguimera.es. Las personas que tengan el carné del Teatro Guimerá se beneficiarán de un descuento del 20 por ciento en el precio de las localidades.

La historia original nos cuenta cómo tres hermanas, nacidas en Moscú, son trasladadas por su padre a una ciudad de provincias tras la muerte de su madre. Allí crecerán y pasarán, una la infancia y las otras dos la adolescencia. Esa ciudad donde no pasa absolutamente nada es una tumba en vida para las tres que, acostumbradas a la vida de la capital, ven como sus vidas se consumen, bien en el ocio, bien en la apatía o bien en el trabajo duro como único modo de callar el aburrimiento.

El quinto teniente de alcalde y concejal de Cultura, José Carlos Acha, indica que este estado de las cosas “permite al autor ruso hacer una reflexión sobre el sentido de la vida. ¿Para qué vivimos? ¿Cuál es la razón de todo este sufrimiento? ¿Somos nosotros los culpables de vivirlo o hay un plan que desconocemos que nos hace pasar por todo el?”

En esta adaptación teatral se han eliminado las referencias geográficas y espaciales, lo que contribuye a crear una sensación de limbo en el que se mueven los protagonistas. El escenario es un espacio vacío, como suspendido en ningún lugar, y el vestuario insiste en esa idea de atemporalidad de toda la función.

Todavía hoy, 154 años después del nacimiento de Chejov, nos hacemos las mismas preguntas. El autor nace en una ciudad remota de Crimea. Hijo de un hombre religioso que infligía todo tipo de castigos a su familia, sabe perfectamente de qué se compone ese sufrimiento del alma humana. Ha pasado más de siglo y medio y seguimos en el mismo punto.

La versión empieza igual que acaba, porque al final, los personajes no serán capaces de romper ese círculo que les atrapa. A fin de hacer la función más cercana, habrá cambios en los nombres y características de los personajes con respecto al nombre ruso original. Se eliminan también las referencias geográficas y espaciales. Todo ello contribuirá a crear esta sensación de limbo en el que se mueven ellos.

 

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