16.01.2021 | Redacción | Relato
Por: Isa Hernández
Isadora y Sara se encuentran en una reunión de escritores. Con la alegría inmensa de verse después de unos años, quedaron para comer al terminar la reunión, y contarse sus vivencias de todo ese tiempo. Las dos son escritoras, y, aunque coincidieron en la facultad, en las clases de literatura, no sabían nada de sus vidas desde entonces. Las dos vivían en ciudades diferentes.
Isadora seguía soltera, mientras que Sara se había casado y tenía una hija de diez años, Laura. La dejaba con su padre cuando ella asistía a los encuentros literarios. Escribía novela y ensayo, su último libro había sido propuesto para premio. Isadora, sin embargo, era muy independiente, viajaba con frecuencia y, asistía a todos los eventos de las letras; escribía poesía, y también había sido propuesta para premio literario. Las dos eran consideradas entre sus colegas, cada una en su género, y tenían probabilidad de llevarse el galardón.
Tras las exposiciones, el jurado otorgó el premio de poesía a Isadora, pero no así a Sara, que se quedó disconforme con el dictamen. El jurado falló en favor de Álvaro, un escritor amigo de ambas. A la salida, Sara se mostró molesta, hostil e irascible; no los felicitó, y desapareció de la sala dejando muy embarazosa a Isadora, que tuvo que recomponer la actitud de su amiga, disculpándola ante el compañero premiado, alegando excusas como un mal día por problemas personales. Sara ni siquiera llamó para disculparse, no solo por su comportamiento en el recinto, sino porque dejó desairada a Isadora. Habían quedado para comer y hablar y no se presentó a la cita, como si culpara del fallo del jurado a Isadora. Esa actitud de Sara evidenció carencias afectivas, educativas y de proceder ante situaciones adversas que le convendría reflexionar.
Imagen: Isan Hdez.