24.03.2025 | Redacción | Escrito
Por: Pilar Medina Rayo
Autora del libro: Óbolos para Caronte
Este mito nos cuenta que el Jardín de las Hespérides era en realidad un huerto, pero no uno cualquiera ya que éste pertenecía a la diosa Hera.
El Jardín ostentaba en su interior una de las posesiones más valorada por su dueña: un manzano cuyo fruto era de oro y del que se decía que proporcionaba la inmortalidad a todo aquel que lo comiera.
El apreciado manzano fue un regalo que Gea —la Madre Tierra—, le hizo a su hija Hera como presente de bodas por sus desposorios con Zeus. Hera guardaba celosamente tanto la ubicación del jardín como el manzano, al que mandó custodiar a tres hermosas ninfas: las Hespérides…
"Parió la noche al maldito Moros, a la negra Ker y a Thanatos; parió también a Hypnos y engendró a la tribu de los Sueños. Luego, además, la diosa, la oscura Noche, dio a luz, sin acostarse con nadie, a la Burla, al doloroso Lamento y a las Hespérides que, al otro lado del ilustre Océano, cuidan las bellas manzanas de oro y los árboles que producen el fruto” —Hesíodo—
Hera desconfiaba de las Hespérides y pensaba que cogían algunos frutos para sí, por ello decidió hacerlas acompañar —y vigilar— por un dragón de cien cabezas que respondía al nombre de Landón.
Continuando con la información que nos proporciona Hesíodo: "Ceto, en contacto amoroso con Forcis, alumbró por último a un terrible reptil (Landón) que en sombrías grutas de la tierra, allá en los extremos confines, guarda manzanas completamente de oro.”
Robar las manzanas de oro fue uno más de los trabajos que Euristeo encomendó a Hércules, en concreto el undécimo. ¿Unas simples manzanas?, parece algo sencillo de cumplir, sin embargo, la tarea no resultaba nada fácil de realizar, ya que la primera gran dificultad que debía solventar el famoso héroe consistía en localizar su ubicación, ya que nadie sabía dónde se encontraba. Fue el dios marino Nereo quien se la reveló.
Pero, ¿dónde se encontraba este Jardín dador de esos estimados frutos dorados?
Desde antaño poetas e historiadores no se terminaban de poner de acuerdo a la hora de ubicar el Jardín de las Hespérides. No obstante, varios de ellos, entre los que se encuentran tanto el poeta griego Estesicoro de Himera como el historiador romano Plinio el Viejo, situaban el Jardín de las Hespérides en unas islas del Océano Atlántico frente a la costa occidental de África. Esta ubicación se corresponde con las Islas Canarias.
Hasta allí viajó Hércules, donde dio muerte al fiero Landón y, con este hecho, da comienzo otro mito que ya nos resulta más cercano. Según la leyenda, en el lugar en que se derramó la preciosa sangre del dragón, ésta no se perdió, sino que de cada gota floreció un árbol de grueso tronco cuya copa, a su vez, se ramificaba en multitud de gruesas y retorcidas ramas rematadas en hojas afiladas como espadas. A este árbol se le denominó Drago.
Este árbol de forma única, posee una resina de intenso color conocida como la Sangre de Drago, muy apreciada desde la antigüedad, siendo usada como barniz, medicina, incienso, y tintura.
El término municipal de La Orotava está situado en el norte de la isla de Tenerife. El escudo municipal de La Orotava, aprobado por Real Decreto el 15 de febrero de 1905, contiene un drago en su color, cuatro manzanas de oro, dos dragones de sinople como soportes —en heráldica sinople es la denominación del color verde—, y, sobre el escudo, corona real. Según José M. Erbez, en Símbolos de Canarias, banderas y escudos de las Islas, “Las manzanas de oro y los dragones aluden al mito del Jardín de las Hespérides.”
Por último, cuando Hera tiene conocimiento de la muerte de su fiel Landón, decide rendirle un último homenaje. Eleva el cuerpo inerte del reptil a los cielos convirtiéndolo en la constelación del Dragón.