09.01.2022 | Redacción | Relato
Por: Isa Hernández
Sentada en la mesa del café de la esquina de su casa, esperaba a Román. Hacía mucho tiempo que no se veían y Clara estaba inquieta. Deseaba con todas sus fuerzas aquella cita. La había esperado tres largos años, y no sabía cómo respondería al verlo. Sentía un leve temblor, esperaba que no se le notara, pero no estaba muy segura de ello. Román y Clara habían tenido una relación corta pero intensa, hacía tiempo. El mundo se desmoronó para ella cuando se enteró que él estaba casado. A Clara le dolió más el engaño que la pérdida. Él le juró que su matrimonio estaba acabado y que la quería, pero ella no pudo soportar que le mintiera. No se volvieron a ver más, pero hoy le sorprendió la llamada. No le prometió nada, pero allí estaba esperándolo. El café humeaba en la taza de Clara, cuando Román se sentó enfrente, al mirarlo Clara se entristeció, pero esbozó una leve sonrisa. Todo el temblor desapareció de su cuerpo y, una lágrima resbaló por su mejilla. Solo pudieron entrelazarse las manos. Ya no era el Román que ella añoraba; todo quedó en el recuerdo.
Imagen de archivo: Isa Hernández