EL DESNUDO EN EL ARTE. LA BELLEZA ANATÓMICA

08.10.2024 | Redacción | Escrito

Por: Pilar Rayo Medina

Como curiosidad, comenzaré diciendo que desnudo y desnudez son conceptos distintos, por lo que son empleados en distintos ámbitos.

La palabra “desnudo”, es perenne e intemporal, se aplica a una imagen o escultura, es decir, algo inmóvil, por el contrario “desnudez” se aplica a un sujeto en movimiento, es decir a las personas. Por tanto, la diferencia radica en que la palabra “desnudo” se aplica a las obras de arte y “desnudez” a las personas.

La representación del desnudo en el Arte es, quizá, uno de los temas que más polémica ha generado, ello se debe a la continua evolución del pensamiento humano.

El desnudo lo asociamos normalmente al erotismo, aunque también guarda relación con otros temas como la mitología, la religión o el estudio de la anatomía humana.

En la Grecia clásica el desnudo era algo bello, donde se representaba así a dioses, héroes y atletas de anatomías perfectas buscando causar admiración.

Por el contrario, el desnudo en la Edad Media, y como consecuencia del pensamiento judeocristiano, sólo se admitía para temas religiosos, como por ejemplo la representación de Adán y Eva, hallando una excepción en las profusas representaciones de desnudos recogidas en canecillos, gárgolas o pergaminos, pero, en este caso, están ligados al pecado, la maldad y la perversión.

Una anécdota a lo anterior, lo encontramos en el caso de Cristo a quien los romanos crucificaron completamente desnudo, que era la forma habitual en que se realizaban las crucifixiones romanas, por ello la desnudez del Crucificado aparece y desaparece, se oculta y desvela en sus representaciones, al imponerse la “moralidad” que dio como resultado el conocido como “paño de pureza” y que no es otra cosa que la tela que cubre los genitales de Cristo. Tres grandes genios como Miguel Ángel, Brunelleschi o Cellini tallaron a Cristo crucificado y desnudo, y los tres cristos terminaron pudorosamente cubiertos con el citado paño.

En el Renacimiento, y su admiración por el mundo clásico, el desnudo vuelve a resurgir. Con la admiración hacia griegos y romanos se copiaban sus obras y, por supuesto, sus desnudos, eso sí, las representaciones versaban sobre mitología, surgiendo obras como “El nacimiento de Venus”, de Bottichelli o “Dánae recibiendo la lluvia de oro”, de Tiziano, es decir, debía haber una razón que excusara el desnudo. Estas excusas continuaron en los siglos posteriores.

¿Quién fue el primero que se atrevió a pintar un desnudo sin excusa? Es decir, un desnudo real y de una mujer real, no el de diosas mitológicas o personajes bíblicos, sino exhibir un cuerpo femenino por el puro placer de hacerlo.

La respuesta la encontramos en Goya y en su famosa "Maja Desnuda". El pintor se atrevió a pintar por primera vez en la historia del arte a una mujer tal y como era, sin excusas, sensual y provocativa, mirando al espectador de forma atrevida, sin ningún pudor, todo lo contrario, exhibe su cuerpo desnudo de forma relajada y placentera.

Pero Goya pintó algo más por primera vez en la historia del arte, al plasmar a esa mujer con vello púbico, algo que hasta entonces no se había recogido, dotando así a la Maja de una realidad nunca vista hasta entonces.

La Maja desnuda supuso un antes y un después en el arte. Con ella dio comienzo la pintura moderna donde el desnudo no volvió a necesitar de excusas a la hora de ser recogido por los autores en sus obras. Esa mujer, sin saberlo cambió el arte, y que tiempo después inspiró a un Monet a la hora de pintar a su Olimpia en la que trató de recoger el mismo descaro apreciado en la mujer pintada por nuestro genio aragonés.

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