16.02.2024 | Redacción | Artículo
Por: Pilar Medina Rayo
La Biblia comienza con el libro del Génesis, al igual que uno de los cuadros más conocidos a nivel mundial: El Jardín de las Delicias de El Bosco, realizado en torno al 1500.
Se trata de un tríptico que tiene dos presentaciones, en su configuración cerrada está representado “El tercer día de la Creación”. El tríptico abierto contrasta por sus vibrantes colores con la grisalla de su parte cerrada, y en el que se ha representado tres escenas: el Paraíso terrenal, en el panel izquierdo; el Jardín de las Delicias, en el centro; y el Infierno, en el panel derecho.
Pero volvamos al panel dedicado al Paraíso terrenal, creado por Dios para que fuera habitado por su primera creación humana. En este panel, el Bosco recoge la escena de La Boda de Adán y Eva, en el que aparece Dios Padre con rasgos que identifican a Cristo. También ha representado la fuente de la Vida de la que, según la tradición, nacieron los cuatros grandes ríos que fluyen por la Tierra: Pisón, Guijón, Éufrates y Tigris; así como una gran cantidad de fauna entre la que destacan el elefante, la jirafa, el león e incluso un leopardo, animales que vivían en África y, por tanto, considerados exóticos en el siglo XVI, que el Bosco debió conocer de ellos a través de los bestiarios medievales.
El artista también nos presenta un Paraíso repleto de plantas y frutos entre los que encontramos el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, con una serpiente enrollada en su tronco que será la encargada de tentar a Eva, y el árbol de la Vida, bajo el cual está sentado Adán, y que destaca por su forma singular, que nos permite identificarlo como un Dracaena draco, es decir, un drago canario.
La resina del drago es de color rojo intenso, siendo ésta el origen del nombre del árbol al existir la creencia en la mitología griega de que los dragones se transformaban en árboles al morir. Drago dracaena es característico de Tenerife, símbolo oficial de la isla desde 1991. El drago es endémico, principalmente, de los archipiélagos de las Canarias, Madeira y Cabo Verde, por tanto, bastante alejado del taller que El Bosco tenía en la ciudad de Hertogenbosch, en los Países Bajos, de la que está probado que nunca salió para realizar ningún viaje al extranjero, por lo que se excluye la posibilidad de que el autor pudiese observar un drago al natural, entonces ¿cómo es posible que tuviera conocimiento de este árbol para reproducirlo con total exactitud? ¿De dónde sacó su imagen?
Para contestar a las cuestiones, es necesario tener en cuenta dos circunstancias.
La primera razón la encontramos en el hecho de que algunas fuentes identificaban las Canarias con las Islas Afortunadas, lugar donde los griegos de la Antigüedad clásica pensaban que las almas virtuosas encontraban su reposo eterno, lo que sería el equivalente al Paraíso terrenal cristiano. El Bosco, al representar el Paraíso en su obra, decidió incorporar ese árbol tan característico del lugar considerado por los clásicos como el Paraíso terrenal.
La segunda a tener en cuenta, es la presencia en las Canarias de colonos y mercaderes europeos, especialmente de Amberes, desde el siglo XV. Tanto los productos canarios como información sobre el Nuevo Mundo, llegaba primero a Amberes y desde allí era distribuido al resto de Europa. Un grabado alemán de 1470 demuestra que el conocimiento de las Canarias ya había llegado a Alemania y Flandes hacia finales del siglo XV, siendo probable que algún mercader llevara dibujos tanto de la flora como del paisaje existente en las Islas y que resultaría extraño al resto de Europa.
La imagen más antigua de un drago que conocemos es la que se representa en el grabado “La Huida a Egipto”, de Martin Schongauer, uno de los grabadores más importantes de su tiempo, fechado alrededor de 1470. Se piensa que o bien visitó Canarias o bien tuvo conocimiento del mismo a través de algún cuaderno de viajes científicos. Los grabados de Schongauer servían de referencia a otros artistas dado el rigor anatómico de sus obras.
Otro de los grabados más antiguos que conocemos y donde también se representa un drago, fue el ejecutado por Michel Wolgemut y Wilhelm Pleydenwurff en 1493, para ilustrar el Liber chronicarum del humanista, astrónomo y médico Hartmann Schedel, en el que se representa un drago junto a Adán y Eva en el Paraíso. La morfología que presenta este drago, distinta a la morfología del drago de Schongauer, resulta ser la misma que el drago representado en el Paraíso del Jardín de las Delicias, por lo que queda claro que El Bosco tuvo en cuenta el drago del grabado de Schedel para su propia obra.
Para finalizar, podríamos añadir una última pregunta ¿por qué eligió un drago para representar el árbol de la Vida? Para la Biblia el árbol de la Vida imparte la vida misma de Dios, según el Génesis 3:22: "el que tome y coma vivirá para siempre". Sabiendo esto, la explicación podría estar en el significado que este árbol tenía. Los dragos se consideraban árboles reales, nadie tenía permiso para cortarlos. El color de su sabia, tenía un significado alquímico, empleándose en usos medicinales.