01.11.2023 | Redacción | Reflexión
Por: Inmaculada Fuentes Ballesteros
Autora del libro: "La noche que cambió mi vida"
Hoy el el día del recuerdo.
Hoy es uno de esos días que se ha elegido para no olvidar a los que ya no nos acompañan, o mejor dicho, a aquellos que ya no podemos ver, por que eso de que no nos acompañan...
Durante los días previos, nos afanamos en sacar lustre a las lápidas dónde aparecen sus nombres, si es que se les dio sepultura; a ponerles las mejores y más bonitas flores, tanto frente al nicho como al lado de esa fotografía donde aparecen sonrientes, como si nos estuviesen diciendo, «aunque creas que ya no estoy, sigo aquí, cuidándote, alentándote, creyendo en ti ».
Sí, soy de las que piensa que no se van, que a pesar de haber pasado a otro lugar mejor y bien merecido, no nos sueltan de la mano, alentándonos, acompañándonos, creyendo en nosotros. Incluso pienso, que si prestamos la debida atención, seremos capaces de apreciar esa pequeña señal, apenas perceptible, que nos confirma que contamos con ellos, que nos apoyan, que no tiremos la toalla, que sigamos luchando por lo que creemos justo, por nuestro futuro, por nuestros sueños.
Hoy es el día de todos ellos.
La vida en ocasiones es trepidante, se nos va sin darnos ni cuenta; un día tras otro y otro más y de repente, ya ha pasado un mes, hemos entrado en el inviernos sin apenas haber despedido al verano. Es cuando te das cuenta de que no vamos al ritmo adecuado, que debemos detenernos un momento, respirar profundamente, y levantar la mirada al cielo. Entonces los ves.
De repente todo se ilumina un poquito más, surca el cielo un pajarillo..., y parece que alguien, desde algún lugar, te sonríe, te pone la mano en el hombro y te reconforta.
Yo no los olvido. Forman parte de mi día a día. Un saludo al despertar, un buenas noches al ir a dormir. Se que ahí están, se que me cuidan..., pero hoy es su día..., para los demás.