11.11.2023 | Redacción | Poesía
Por: Isa Hernández
El cantar de los cantares me remonta a mi ayer,
y me hace revivir la pasión escarlata de Salomón,
cuando me erizabas la piel con esmerado tesón,
y me besabas y abrazabas con ardiente placer.
Los cantos celestes transformaban tus poesías,
melodías de trompetas y violines al viento,
expresabas con dulce embeleso tu cálido aliento,
y en pentagramas escribías todo lo que por mí sentías.
Pétalos de rosas de los libros sagrados se desprendían,
los poetas se inspiraban en los etéreos manuscritos,
porque toda la pasión de tu alma estaba en esos escritos;
los soldados lo relataban en las trincheras y así lo referían.
Salomón plasmó la eterna firmeza de su corazón,
como si desparramara todo su encantamiento,
y quisiera dejar fluir los mensajes en el viento,
para proteger la vida,
la ternura y la esencia de la razón.