Andrea

07.03.2023 | Redacción | Relato

Por: Isa Hernández

El sonido del teléfono la despertó. Andrea le comunicó que no podría ir con ella ese finde al hotel, porque le había surgido un imprevisto y le era imposible, pese a tener ya la reserva pagada. Habían quedado para descansar, desconectar y abarrotarse de sol y playa. Las dos estaban muy agotadas del estrés de trabajo que llevaban cada una en su ámbito. Julia no se aminoró de irse sola, ya tenía todo organizado y no pensaba ni por asomo declinar. Preparó su bolso de viaje con lo esencial, varios bikinis, dos libros y poco más. No pensaba salir del hotel más que a la playa que tenía delante.

Tumbada en la arena dorada boca abajo, embadurnada de protector su piel blanca como la nieve, notaba los rayos de sol cabalgando por su espalda, hasta que se adormiló y, no recuerda el tiempo que pasó en esa posición. Oyó pronunciar su nombre en la voz de Andrea, y se puso en pie de un salto; su amiga le pedía auxilio y corría, no paraba de correr por toda la playa, corría como una loca y no atendía a razón alguna. Julia no podía moverse, parecía una estatua, de pie con los brazos extendidos, y la escasa gente que había en la playa la rodeaba y le hablaba para prestarle ayuda, pero ella no abría la boca, como si no le salieran las palabras, no entendía nada; sólo miraba a su amiga cómo se adentraba en el mar gritando por Julia, y ella no la podía ayudar. Cuando regresó de su viaje mental le explicaron que había sufrido una insolación y tuvieron que avisar a los servicios médicos. Le dolía mucho la cabeza, le habían dado un analgésico y unas pomadas para las quemaduras de la espalda y las piernas. El domingo no se encontraba bien y adelantó el regreso. Cuando llegó a casa llamó a su amiga para contarle la incidencia, pero Andrea no le contestó

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