06.04.2019 | San Sebastián de la Gomera | Reportaje
Naranjas, zanahorias, limones, bubangos, higos picos, papayas, manzanas, guayabos, pimientos colorados, piñas de millo y un sinfín de frutas y verduras de temporada decoran el popular Ramo de Arure, que en su cúspide, luce una hermosa piña cubana que reposa erguida sobre la colorida flor de mundo.
Para los gomeros y en concreto, para los vecinos de este pueblo de Arure, el ramo es mucho más que fruta engalanada, es toda una obra de arte sagrada que a modo de ofrenda, realizan con esmero para homenajear a la Virgen de La Salud y a San Salvador. Dos ocasiones que figuran en el calendario de este pueblo como una cita ineludible con las tradiciones y la cultura gomera, que además tiene un marcado acento religioso.
Hace escasos días que el Gobierno canario, a propuesta del Cabildo gomero, otorgó al Ramo de Arure el premio Medalla de Oro de Canarias, un galardón que ha sido toda una inyección de ilusión para los vecinos de esta zona, que aseguran sentirse muy orgullosos de tal concesión, pues supone el máximo reconocimiento a incontables años de esmero por conservar esta manifestación cultural, que ya es todo un símbolo para la Isla.
El pueblo de Arure celebrará este año las fiestas en honor a sus patrones con mayor satisfacción si cabe, pues el próximo 30 de mayo, coincidiendo con el Día de Canarias, recibirán esta distinción que dedicarán a sus padres, abuelos y bisabuelos, que son los que les han inculcado la importancia de salvaguardar el Ramo de Arure, con el objetivo de que las nuevas generaciones recojan el testigo y velen para que no caiga en el olvido.
Cheo Porro es, sin duda, uno de los principales mantenedores de esta expresión cultural. A pesar de que sus expertas manos acumulan más de 80 años de trabajo, sigue poniendo el mismo empeño y ahínco que cuando era tan sólo un niño para lograr que, año tras año, este ramo salga en procesión romera hasta la Iglesia donde se ofrece a la Virgen.
Sus primeros recuerdos trabajando con el ramo le llevan a su niñez donde aprendió, junto a su abuelo, las mañas para decorarlo. “Es muy importante la solidez de la base del ramo, que la hacemos con el junco, una vez está seco, pues sirve para enhebrar la fruta de tal modo que no se caiga pieza alguna”, explica.
Cheo recoge los juncos unos 20 días antes para garantizar que queden secos y puedan sujetar hasta los 80 kilos de peso que puede alcanzar el ramo, según la carga de fruta que lleve. A pocas horas de que amanezca, comienza a decorar el ramo, junto a otros vecinos, de tal forma que no quede espacio vacío y una vez coronado con la piña cubana, ya está preparado para recorrer el camino hasta la Virgen de La Salud y San Salvador. Las chácaras y tambores lo acompañan en su camino y transportado por unas cuatro personas llega puntual cada año a su cita en la Iglesia.
“El ramo es nuestra bandera, artesanía gomera”. Estos son algunos de los versos que forman parte de los romances que dedica Cheo al ramo, quien asegura que “mientras esté vivo esta tradición no se perderá pero los jóvenes tienen que sumarse a ella y formar parte de esto, que es precioso”.
Son más de 70 años los que ha dedicado a este arte, por lo que no esconde la emoción que siente por este premio que espera recoger, junto a sus compañeros, en el acto del próximo Día de Canarias. “Este reconocimiento es algo muy grande y aún no me creo que nos lo hayan dado”, comenta ilusionado.
Para los vecinos del pueblo, Cheo es el “gran maestro” y a él le deben que el ramo siga haciéndose cada año. Entre ellos, se encuentra Conchita Trujillo, que se deshace en halagos hacia Cheo, por ser el garante de esta tradición en Arure. “Gracias a su entusiasmo e interés por mantener esta expresión cultural, hoy podemos seguir celebrando esta cita, tal y como lo hacían nuestros abuelos, con la esencia de antes”, comenta orgullosa.
Conchita es la presidenta de la Asociación Ramo de Arure y se declara toda una entusiasta de su tierra. Siente verdadera devoción por La Gomera y su gente, así como por su gastronomía y cultura popular. Ello le valió también para lograr la Medalla de Oro por su entrega a su Isla, por su amabilidad y amor por lo que hace. Su restaurante es toda una referencia para los residentes y visitantes que no dudan en dejarse seducir por su exquisito potaje de berros, entre otros platos.
Se siente orgullosa por haber recibido en 2008 tal distinción pero reconoce que esta nueva medalla le hace aún más ilusión si cabe porque no es de ella sola sino de todos, de la gente del pueblo y asegura que será todo un impulso al ramo para garantizar su supervivencia. “Ahora, más que nunca, debemos trabajar unidos para mantener nuestro ramo, porque premiar a un pueblo tan pequeño con algo tan grande es mágico”, indica.
Comenzó a decorar el ramo desde que era una niña, junto a sus abuelos, quienes le enseñaron a amar las pequeñas cosas y sobre todo, le inculcaron la importancia de cuidar las tradiciones para que encuentren su relevo de generación en generación. Ahora ella lo hace con sus hijos y nietos para que sean conscientes de que el patrimonio cultural es el mejor valor a proteger.
Proviene de una familia en la que todos han puesto su granito de arena para mantener las tradiciones gomeras y asegura que en cada reunión no faltan las chácaras y los tambores para dar alegría a la mesa. Su padre tocaba el tambor y cantaba romances, un arte que ha heredado y que considera esencial para la vida gomera.
Avanza que ya cuentan con un nuevo romance para dedicarle al ramo este año y se lanza a desvelar el pie del mismo que comienza así: “El Ramo está coronado con recuerdos del pasado”. Y es que son muchos los recuerdos que acuden a su mente cuando enhebra las piezas de fruta en el junco.
Los historiadores aún no tienen claro el surgimiento de esta tradición pero Conchita tiene su propia creencia. Para ella, la piña cubana, que siempre ha sido la guinda del ramo, es todo un homenaje a los emigrantes canarios que tuvieron que ir a Cuba en busca de nuevas oportunidades y a su regreso, ofrecían a la Virgen un ramo en el que colocaban un pedacito de Cuba en señal de gratitud por la riqueza encontrada en la tierra cubana.
Defiende que el ramo es toda una obra de arte que se diferencia de otros por las singularidades que aguarda. Entre ellas, la flor de mundo, que se coloca justo antes de la piña cubana. “Es una flor que aporta mucho color y belleza al ramo, crece de forma natural en esta zona y es muy característica de Arure”, añade.
Conchita espera con ilusión que llegue el próximo día 15 de julio, las fiestas en honor a la Virgen de La Salud, así como el 16 de agosto, día de San Salvador, para llevarle el ramo un año más y pedirle salud a todos sus familiares. Además, asegura que en esta ocasión, le gustaría que el ramo fuera transportado por dos hombres y dos mujeres para que también haya paridad en este ámbito.
“Hoy Arure está de fiesta, todo el pueblo está animado”, así continúan los versos que forman parte del romance que cantarán los vecinos del pueblo este año al ramo. “Si quieren conocer el resto tendrán que venir al pueblo en estas fiestas”, comenta alegre Conchita.