Una necesaria reforma de la Costitución

10.06.2018. Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Muchas personas temen que se vaya a reformar la Constitución Española vigente, que fue aprobada en referéndum en el lejano año de 1978 por la inmensa mayoría de la población de nuestro país y que constituyó un hito histórico, puesto que fue resultado de un consenso ejemplar entre las principales fuerzas políticas de entonces, tales como Unión de Centro Democrático (UCD), Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alianza Popular (AP), Partido Comunista de España (PCE), Partido Socialista Popular (PSP), más los nacionalistas vascos y catalanes del PNV y de CiU.

El temor por una urgente y necesaria reforma constitucional se fundamenta en las ilegales aspiraciones de una parte de la sociedad de Cataluña de independizarse para convertir esa región del NE de la Peninsula Ibérica en un hipotético Estado republicano, algo que desde luego no va a permitir el Gobierno de Pedro Sánchez (por mucho que sus enemigos políticos afirmen lo contrario), ni tampoco la Unión Europea, entre otras cosas porque sentaría un peligroso precedente para descomponer la propia cohesión continental de los países miembros.

Pienso, en mi humilde opinión, que España, en pleno siglo XXI, debe constituirse en un Estado federal, pero siempre manteniendo la unidad territorial, la unidad de la patria, que no se contradice --ni mucho menos-- con las singularidades y especificidades de cada zona diferenciada de la Península Ibérica o de los archipiélagos de Baleares y Canarias y de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Lo que parece recomendable, creo, es que se siga empantanando el grave problema planteado por los independistas catalanes, que serán juzgados y condenados oportunamente por los tribunales de Justicia en su momento. Y parece lógico que hay que buscar una salida negociada y pacífica, dentro de la unidad de España --eso es incuestionable--, como ha dicho recientemente la ministra portavoz del nuevo Gobierno, manifestaciones que ha ratificado luego la titular catalana de la cartera de Administración territorial, durante una breve vista a su región natal, en la que se refirió a la necesidad de reformar nuestra Carta Magna en el sentido de ir evolucionando hacia un Estado federal con una única identidad política y territorial, algo que nadie discute.

Eso no es ceder, como se piensa, ante las pretensiones de cuatro descerebrados que quieren la independencia de Cataluña. Es, simplemente, buscar una acomodación legal a las características autonómicas de cada región, sin ceder para nada competencias relacionadas con la Defensa, las Relaciones exteriores y otras funciones que siempre debe ejercer el Estado, para su propia supervivencia como tal.

No debemos asustarnos porque la sociedad se adapte a los nuevos tiempos, siempre que se respeten unos principios básicos como son la propia Constitución ya reformada, la unidad española y la fortaleza del propio Estado. No hay nada que temer si se tienen claras las cosas y me parece que en este asunto de vital importancia el recién estrenado presidente del Gobierno no nos va a defraudar. Esperemos que así sea.

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