29.06.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
El idioma evoluciona y en los últimos meses parece estar de moda en nuestro país el vocablo "transversalidad", también conocido como "transversalismo", una palabra que, según la Wikipedia, define a una determinada corriente ideológica que defiende la renuncia a identificar las ideas con el espectro político tradicional basado en la distinción entre "derecha" e "izquierda" o entre fuerzas conservadoras y progresistas.
El transversalismo, de hecho, puede aplicarse a posicionamientos ideológicos que declaren obsoletos otros conceptos políticos diferentes.
En España, tras la irrupción de dos nuevas fuerzas con cierto éxito electoral, como Podemos en la izquierda más avanzada, y Ciudadanos como una opción conservadora moderada, pareció haberse terminado el bipartidismo clásico, pero el reciente triunfo de la moción de censura que ha colocado de nuevo en el poder ejecutivo al Partido Socialista parece haber hecho que esa tan traída y llevada transversalidad pierda cierta fuerza.
Los defensores del transversalismo, como Pablo Iglesias o Albert Rivera, piensan que la actual estructura económica y social hace que los conceptos entre izquierda y derecha carezcan de sentido o bien piensen que sea indeseable.
En contra, algunos politólogos critican esta postura de los partidos naranja y violeta, por considerar que la supuesta transversalidad no es más que una simple estrategia electoral, que se basa en la teoría de que el votante medio se guiará por los líderes que defienden algo indefinido y abstracto, tendente a difuminar una posición ideológica concreta, con el fin de obtener el mayor rédito electoral posible desde todas las posiciones del abanico ideológico.
No deja de ser curioso que este vocablo constituya un término muy actual, que seguramente pasará de moda con el tiempo. Lo mismo ocurrió con otras palabras de nuestro idioma, como sucedió con "solidaridad" en la modélica Transición española de la dictadura franquista al sistema democrático parlamentario.
A mí no me gusta nada que se use y abuse tanto de la palabra "transversal", ni de la transversalidad ni del transversalismo, porque después hay quien quiere justificar muchas cosas con dicho término. Y tampoco es eso, pienso humildemente.