Sueldos y dietas de escándalo en algunos puestos políticos

09.09.2020 | Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Me parece muy bien que las personas ganen dinero y hasta se enriquezcan trabajando duro, con enorme esfuerzo y dedicación, porque simple y llanamente se lo han ganado a pulso. Estamos en una sociedad capitalista, competitiva y es encomiable que la gente gane el dinero que pueda "con el sudor de la frente", porque es probable que han arriesgado un capital propio y han sabido invertir en sus negocios y en sus actividades privadas, o simplemente han tenido suerte en la vida.

Lo que sí me parece inmoral y escandaloso es lo que ganan algunos políticos actuales, como, por ejemplo, los diputados autonómicos de diecisiete comunidades distintas, repartidas por todo el Estado español y, concretamente, en estas Islas.

No sé si ustedes sabrán que el diputado canario que menos gana, por el mero hecho de ser parlamentario en la Cámara Legislativa de este Archipiélago nuestro, tiene un sueldo aproximado de cuatro mil euros mensuales, limpios de polvo y paja, y después de las deducciones correspondientes, cifra que se multiplica por catorce pagas al año, solo por el hecho de haber conseguido uno de los setenta escaños del Parlamento de Canarias, y solo por acudir a la sede legislativa un par de veces al mes en el mejor de los casos.

Ignoro si los votantes que viven en estas Islas conocen también otros emolumentos "extras" de nuestros representantes. Por ejemplo, el presidente y los miembros de la Mesa de nuestra Cámara regional cobran igualmente distintas y sabrosas cantidades de dinero cada día por el mero hecho de pisar la sede donde se celebran sus escasas reuniones, aunque solo acudan para saludar a alguien o simplemente para leer el periódico, como si se tratara de un casino o una entidad social.

Creo que el presidente, si no estoy mal informado, solo cada vez que pisa sede parlamentaria recibe una "gratificación" de 180 euros, unas treinta mil de las extintas pesetas, algo que no cobra por cuenta ajena casi nadie en este Archipiélago , a pesar de trabajar cada jornada un total de ocho horas. También perciben emolumentos por "hacer acto de presencia" los dos vicepresidentes y los secretarios de la Cámara. Los cinco tienen, además, asesores y un coche oficial cada uno para desplazarse a donde se les antoje.

También reciben cantidades "especiales" los presidentes y los portavoces de los distintos grupos políticos, aparte de la asignación económica anual que tienen las distintas formaciones, para el pago de sus respectivos asesores y personal de confianza.

Ahora entiende este periodista el porqué tantas disputas y peleas en los senos de los partidos para intentar ser incluido en las listas electorales cada cuatro años, porque esto es una "bicoca", y encima para aspirar a tener uno de esos puestos de representación popular no se necesita ninguna preparación profesional ni ninguna experiencia laboral previa. Así se comprende que muchos jóvenes de hoy hagan "carrera" en el seno de los partidos, aguanten carretas y carretones, porque saben que, si tienen suerte y aprenden a tragar sapos, en unos cuantos años pueden llegar a convertirse en parlamentarios.

Días atrás comentábamos estos y otros asuntos, de manera coloquial y distendida, en una de las reuniones de la Tertulia que celebramos los lunes en La Laguna varios ciudadanos a los que nos preocupa el devenir de la sociedad actual. Todos coincidimos en que los diputados regionales no deberían percibir esas astronómicas cantidades de dinero, porque no tienen justificación lógica. Nadie pretende que sus señorías vayan a sede parlamentaria por su linda cara y no cobrar por asistir a las respectivas comisiones y plenos, con sus correspondientes dietas y gastos justificados de desplazamiento, comida y hospedaje. Pero nos parece una auténtica barbaridad lo que actualmente perciben, porque no es de recibo que esto suceda en una comunidad autónoma como la nuestra, muy débil y dependiente económicamente hablando, donde hoy en día aún existen bolsas de pobreza y de marginalidad social, situación que sufren miles de personas en estas ínsulas, aunque ustedes, queridos lectores, no se lo crean. Y en medio de una crisis, como la actual, desgarradora y muy poco solidaria.

Paco Pérez

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