06.12.2019 | Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
En cierta ocasión, por fuera de la cafetería Venezia --en La Laguna, en la plaza del doctor Olivera-- le dije al presidente del Partido Nacionalista Canario, Juan Manuel García Ramos, que más bien parecía que su integración temporal en Coalición Canaria se debía a intereses personales de algunos dirigentes de su formación, porque él, como diputado autonómico, y otro líder de su formación política estaban ganando suculentos sueldos y, por eso mismo, haciéndole el juego a unos falsos nacionalistas, como eran los señores y señoras de la ATI profunda, auténticos insularistas y de tendencias muy conservadoras.
En las últimas semanas se ha demostrado que mis sospechas eran supuestamente ciertas, porque una vez desalojada del poder CC y sus agrupaciones insulares, el profesor universitario y Aurelio González, su adlátere, que era hasta el otro día viceconsejero de no sé qué cosa del Gobierno de Canarias, se han lanzado al mar desde la cubierta del barco de CC, ante el inminente naufragio de la nave, tras el último fracaso del correíllo "nacionalista", y permítanme que en este caso entrecomille la definición.
El Partido Nacionalista Canario estuvo liderado en el pasado por auténticos patriotas isleños y es una fuerza política centenaria, pero está claro que hoy en día sus militantes caben en un taxi o, para no ser exagerados, en un micro de catorce asientos.
En estas islas atlánticas no hay tumbas al soldado desconocido, porque aquí nos conocemos casi todos, queridos amigos, y ha quedado como muy feo que los señoritos García Ramos y González González hayan emprendido una veloz huida de Coalición Canaria en cuanto vieron que a los muchachos de Barragán, del senador Clavijo y de la diputada Oramas se les terminaba el pastel. Así son de agradecidos algunos personajillos, que deberían --o no-- dedicarse a la docencia, que parece ser su profesión, y no a vivir del cuento y a costa del erario de todos los habitantes de estas islas, canarios y no canarios.
Así se escribe una pequeña parte de la triste historia de la política --con minúsculas-- de este Archipiélago, porque al final aquí, antes, ahora y después, se sabe quién es quién. A mí determinados individuos no me engañan, pónganle el cuño.
Imagen: pnc-canarias.eu | CEDIDA