15.05.2017. Santa Cruz de Tenerife.
Es imposible poner amor en nuestras palabras y ofender a la vez a las personas a quienes van dirigidas dichas palabras.
Toda expresión que humille, critique, margine, oprima o descalifique a alguien, o a cualquier Ser de la Creación, carece de amor verdadero en sí misma.
Recordemos que el amor es tolerancia, benevolencia, perdón, comprensión, caridad, indulgencia y dulzura, si la manera de manifestarlo es llevada a cabo a través de nuestro vocabulario.
Asimismo, tengamos en cuenta que quién se esfuerza en cultivar una madura y honesta sinceridad, intentando expresar en cada momento lo que siente y opina de los demás, únicamente obtiene el beneplácito de un verdadero crecimiento espiritual y personal, si junto a sus palabras también aprende a poner prudencia, tolerancia y respeto en todo lo que dice. Y no simplemente se escuda en ello para poder decir lo que le plazca con la real intención de ofender al prójimo y complacer así a su maleducado y susceptible ego.
El auténtico crecimiento espiritual implica ser respetuosos y educados siempre que tengamos que pronunciarnos con respecto a alguien, y que, además, lo que tengamos que decir con respecto a esa persona tenga más belleza que nuestro propio silencio... Si no es así, lo mejor y más sensato es quedarse callado.
¡RECORDÉMOSLO CONSTANTEMENTE ANTES DE EXPRESARNOS¡... Marcará la diferencia entre ir haciendo aliados o creándonos enemigos.
Habla siempre a las personas traspasándoles el ego y mirándoles directamente a los ojos y al corazón, ese corazón que es capaz de sufrir y de sentir como el tuyo propio y de sangrar amargamente si también le hieren, y no tengas en cuenta sus circunstancias vitales o sus conductas hacia ti. Puede que nunca sepas cuan malo ha sido su día o cuanto sufrimiento puede haber acumulado dentro su alma hasta ese momento.
Todos estamos en el camino del mejoramiento personal, sólo que cada uno va a su ritmo y según su esfuerzo, su coraje y su valor. Pero si el tuyo es mayor, ocúpate de demostrarlo con tu comportamiento, con tu bondad y con tu forma de ser.