21.04.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Los periódicos tradicionales impresos se mueren lentamente y aunque hay quienes estiman que los diarios de papel no desaprecerán nunca del todo, es evidente que la incursión de las nuevas tecnologías en la comunicación social ha dado una puñalada mortal a este sector.
Esto se veía venir desde la aparición de los medios digitales, de fácil acceso a través de las redes sociales, la mayoría de forma gratuita, en detrimento de los periodicos de toda la vida, que han visto reducir drásticamente sus ventas y sus ingresos por publicidad, sus dos principales fuentes de financiación.
Los periódicos de las Islas no son ajenos a este grave problema y me ha causado mucha tristeza saber que algún periódico tinerfeño está teniendo grandes dificultades para hacer frente al pago mensual de las nominas de su personal.
Me refiero a uno de los diarios a los que tengo especial cariño, no en vano trabajé en él durante cuatro intensos lustros "a piñón fijo" y en especial porque aún están en esa empresa queridos compañeros de mi generación, que están pasando por momentos de incertidumbre y de gran preocupación por su futuro a medio plazo.
Nadie se puede alegrar de una muerte, por muy anunciada que esta sea y, aunque alguien pudiera pensar lo contrario, estos síntomas de poca liquidez económica por parte de la empresa me da mucha lástima porque no en vano pasé muchas horas en sus instalaciones trabajando en algo de lo poco que sé hacer en esta vida: contar y transmitir a mis semejantes la verdad e las cosas, a pesar de que muchas veces tropecé con muchos obstáculos y con intereses muy concretos, opuestos a que se hicieran públicos determinados hechos.
La prensa tradicional se muere, porque sencillamente ha acabado su ciclo vital. Y quien no quiera ver la triste realidad es que está completamente ciego. ¿Llegaremos a ver sus exequias fúnebres? Creo que sí, incluso antes de lo inicialmente previsto.