Historia de una multa

07.01.2019. Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

El otro día recibí por correo certificado uno de esos sobres negros de Hacienda y me sorprendió bastante porque no tengo deudas con la Administración pública, al menos que uno tenga constancia.

El contenido de la misiva era claro: cobrar una supuestra multa de tráfico, con los intereses de demora conrrespondientes, por un importe total de 22 euros (200 de la sanción y 20 por el retraso en el pago).

Traigo este asunto partricular, porque el Ayuntamiento de La Laguna suele cometer estas irregulares muy gravosas para los ciudadanos.

Resulta que hace casi un año, un policía local lagunero, un tanto o un mucho sobrado de abuso de autoridad, me impone una sanción por tener estacioando momentáneamente mi automóvil al lado de unos contenedores de basura junto a una de las isletas de la avenida de la Trinidad.

El agente, al que apodan en el cuerpo como ·"el chulo sindicalista" me dijo de muy malas maneras que quitara mi coche de allí y yo le dije que por qué no le decía lo mismo a un puñado de conductores que estaban aparcados (no estacionados) en la avenida donde no estaba permitido, e hinchado de ira me pide la documentación del vehículo y mi permiso de conducir y propone una sanción de 200 euros potrque sencillamente se le antojó.

Con posterioridad publiqué una carta abierta al alcalde en el "Diario de Tenerife", carta que el presidente de la Corporación muncipal debió pasársela por el arco del triunfo. Algo muy usual en un edil de Coalición Canaria, partido al que le preocupan otras cosas y otros negocios.

Creí que la propuesta de sanción no había sido tramitada, porque nunca me llegó una comunicación por parte del Ayuntamiento en el que se indicara que tenía un plazo para ganar la multa. Ante tal silencio administrativo pensé que la sanción se había archivado, sin más.

Hoy me siento como un ciudadano muy mal tratado, porque me ha llegado la carta de la Agencia Tributaria Canaria y no tengo derecho, por lo visto, a presentar las alegaciones oportunas. Así funciona la Policía Local lagunera y la Dirección de Gestión Económico Financiera de la Corporación. ¡Qué país¡ Ajo y agua, que en mi pueblo significa "a joderse y aguantarse".

Así funciona el Ayuntamiento, que parece ser una finca particular del alcalde José Alberto Díaz, que inexplicablemente gobierna la ciudad en minoría, con los votos de CC y de don Antonio Alarcó, jefe de filas del PP. ¡Ay mi cabeza¡

¡Váyanse a freír espárragos, que no tienen vergüenza¡

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