29.07.2020 | Redacción | Opinión
Por: Esther González
Psicóloga
Nuestra forma de pensar es un hábito, ese hábito hay que reemplazarlo por hábito más racional, es un trabajo duro y constante hasta que los nuevos hábitos estén automatizados y no nos cueste.
Pregúntate:
¿Es objetiva mi forma de pensar?
¿Me ayuda esta forma de pensar a lograr mis objetivos hoy y mañana?
¿Me ayuda esta forma de pensar a mis intereses?
¿Me ayuda a no tener problemas importantes con los demás?
¿Me ayuda a sentir las emociones que quiero?
Si sigo pensando así ¿Continuaré siendo desgraciado?
Una vez voy llevando a mi mente un punto de vista más racional de las situaciones, me voy sensibilizando con respecto a ello y me voy olvidando de mis antiguos hábitos debido a mi falta de interés.
Ahora estoy fascinado/a irracionalmente por la situación y por eso no soy capaz de olvidarla.
No es que no lo hayas intentado, lo has intentado con mucha determinación pero utilizando un método ineficaz.
La formación y reeducación racional emocional significa aprender a tener percepciones objetivas y pensamientos racionales que nos lleven a los sentimientos que deseamos.
Son nuestros pensamientos los que nos llevan a los trastornos emocionales, y por ello debemos aprender a tener pensamientos más racionales que nos lleven a mejores resultados.
No debes olvidar que hasta que no esté instaurado el hábito aunque pienses racionalmente puedes seguir sintiéndote mal, no hay que tener miedo. Hay que desarrollar la forma racional de pensar hasta que se haga habitual. El concepto clave es el hábito.
Las percepciones y pensamientos habituales producen emociones habituales.
Los hábitos del pensamiento irracional producen la mayor parte de los problemas emocionales.
Aquellas personas que no olvidan los hechos negativos, y los recuerdan constantemente se van haciendo a sí mismos desgraciados crónicos.
Todos los hábitos funcionan de la misma forma, tienden a repetirse constantemente. Esto requiere un aprendizaje por medio de la práctica, y de un duro y constante trabajo.
El proceso de educación y reeducación es el mismo para todo tipo de aprendizaje.
Utilizaremos un ejemplo:
Un niño norteamericano que quiere aprender a hablar el español
Cuando nacemos, no hablamos ningún idioma. Pero sí poseemos la capacidad para aprender a hablar y recibir una educación en el idioma que se desee. Decidir hablar otro idioma diferente es “reeducarse” en ese idioma. Es decir , aprender un nuevo hábito de hablar que reemplace al antiguo hábito. Pero ha de aprender a contraatacar sus tendencias a pensar y hablar como antes, hasta que los nuevos hábitos de hablar y de pensar se conviertan en hábitos tan fuertes e incluso mayores que los anteriores.
Retomando el ejemplo, cuando llegue a este nivel el español le saldrá con facilidad y naturalidad.
La reeducación emocional no es diferente.
Para ser feliz lo único que debes hacer es trabajar en mejorar tus hábitos emocionales con tanto esfuerzo y empeño como pondrías para aprender a hablar un idioma.
La práctica de transformación significa actuar según las nuevas comprensiones.Esto se hace ignorando los viejos hábitos y practicando regularmente
las nuevas comprensiones racionales.
Puede suceder que en la transformación entres en un desacuerdo cognitivo-emotivo.
Siguiendo con el ejemplo, el niño puede llegar a aprender el español, pero todavía se siente incómodo y extraño, como si todavía estuviera fingiendo ser lo que no es. La mayoría de las personas llaman a esto el sentimiento de parecer un farsante. Es entonces , cuando se experimenta un fuerte impulso de volver a los anteriores hábitos.
Este impulso de actuar contrariamente a lo que uno sabe que es correcto, está producido por un desacuerdo o disonancia cognitiva-emotiva. Las personas que no lo comprenden ceden a él y entonces terminan volviendo a sus antiguos hábitos.
En la reeducación emocional, se da la disonancia cuando la persona comienza a pensar racionalmente pero todavía tiene los antiguos sentimientos desgraciados. Estos les parecen tan normales, naturales, y correctos, que algunas veces tienen miedo a trabajar en contra de ellos. Las personas emocionalmente mal, tienen miedo al principio de dejar de estarlo.
Se trata de aprender un lenguaje nuevo, para luego pensar y actuar en ese lenguaje.
Ingenuamente muchas personas creen que aprender a sentirse menos desgraciadas les puede privar de su capacidad para sentir emociones. Teniendo un sistema nervioso normal serás capaz de sentir todas las emociones humanas normales, incluso si algunas de ellas son irracionales.
Todo lo que el control racional emocional hace es ayudar a sentir más las emociones que nos gustan y menos las emociones que nos disgustan.
Imagen: Esther González, psicóloga | CEDIDA