13.10.2021 | Redacción | Opinión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
La ubicación geográfica de nuestro Archipiélago Canario, en el Atlántico medio, conformado por ocho islas, nos identifica, además de darnos esa particularidad de la lejanía, que evidentemente tiene sus desventajas, pero que también, aporta valor añadido. Nuestra idiosincrasia, viene dada por la insularidad, que nos enriquece sobremanera, porque cada isla aporta sus diferencias, para constituir una unidad regional, con evidentes características desemejantes. La famosa frase que dice “que suerte vivir aquí” resume, todo lo que se nos ocurra escribir para reivindicar nuestra tierra. La Islas Canarias, un territorio aislado y fragmentado, son una riqueza natural indudable, plantadas en el mar, que nos acompaña amparándonos siempre, viéndolo desde cualquier lugar, disfrutándolo continuamente, sin casarse.
Siempre hemos escuchado que tenemos una grave falta de conectividad aérea, es una matraquilla que se repite, cual eslogan publicitario, incesantemente. Pero no parece que sea cierto, porque en tiempos de normalidad, sin pandemia, recibimos millones de turistas de variados países, principalmente europeos. Además, estamos conectados con aviones que tienen destino a las principales ciudades peninsulares. Otra cosa, es la bonificación a los residentes y el precio final del billete de vieje, pero esa es otra cuestión, que entra dentro de la gestión pública, como servicio publico y no como falta de enlace aéreo. En estos momentos, Canarias es la Región Ultraperiférica de la Unión Europea con mejor conectividad, en cuanto a calidad y cantidad con el Continente.
El verdadero y grave problema que padecemos es la escasa conectividad marítima con la Península u otros destinos deseables para nuestra actividad económica en general, comercial en particular y de viajeros en concreto. Ahí es donde tenemos que poner todas las energías o potencialidades, para asegurarnos un tráfico marítimo importante, constante y fluido. Aquí es donde aparece la importante misión de los puertos en cada isla, son la puerta de entrada y salida, no sólo de pasajeros, sino de todo lo que consumimos o exportamos. Su fortalecimiento es vital para asegurar el presente y futuro de nuestro sistema productivo y el aseguramiento o abastecimiento ciudadano.
En Tenerife siempre se ha dicho que el “Puerto es lo primero”, una frase acertada, por todo lo que implica. La querencia ciudadana, hacia nuestras instalaciones portuarias es evidente, porque las sentimos como parte integrante de nuestra sociedad, como algo propio, que nos pertenece a cada tinerfeño. La actividad que genera es esencial para el funcionamiento estable de nuestra economía, para conseguir su fortalecimiento y participar en la internacionalización, ahora más importante que nunca, en el mundo globalizado donde vivimos. Por eso, hay que promover su modernización, competitividad y diversificación, con la puesta en marcha de todos los servicios que sean oportunos e incluso, aquellos que nos puedan parecer imposibles de aplicar o dificultosos de fijar, ya que todo es posible cuando se quiere y se ponen las energías necesarias para lograrlo. También es pertinente reforzar, con vigor, las actividades de reparación naval, para ser competitivos, porque no es de recibo, ni lo podemos consentir, que se intenten bloquear estas actividades en nuestro Puerto, por intereses concretos desde la isla hermana de enfrente, para seguir potenciándolas en el Puerto de la Luz. No olvidemos, que los monopolios son malos para todos, excepto para los que los provocan y se benefician.
Desde FEPECO hacemos un llamamiento operativo, al conjunto de agentes sociales, políticos y económicos de nuestra isla, para juntamente, con la Autoridad Portuaria Provincial, impulsar el Puerto, aunando posicionamientos y amparando las inversiones suficientes, con el fin de ponerlo en el sitio que le corresponde, como referente del tráfico marítimo en esta zona del Atlántico. El Puerto de Tenerife lo puede y tiene que conseguirlo, porque es de primera.
Imagen de archivo: Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO