26.01.2021 | Redacción | Opinión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
En Canarias hay personas, entidades, partidos políticos y algunas instituciones, que se miran tanto el ombligo, creyéndose el centro del mundo, que parece que les gusta o disfrutan, ir en contra de la corriente más frecuente, la opinión general o las directrices marcadas por organismos superiores. Opinando y proponiendo como si fueran auténticos premios Nobel, sin tener, en muchas ocasiones, los conocimientos, datos o aportaciones pertinentes para cada caso particular. Pero como gana la ideología sobre la veracidad, es la posverdad en su auténtica esencia. Llevamos meses discutiendo en nuestra tierra sobre la oportunidad de aprovechar los fondos europeos, para dotar a las dos islas capitalinas de sus trenes, buscando una mejoría en la calidad y temporalidad de la movilidad insular. En Gran Canaria unanimidad absoluta, como siempre, cuando se trata de defender los intereses particulares de la isla. En Tenerife, como es costumbre, cada uno opina de manera diferente, incluso se da la paradoja que el partido morado Podemos, aquí se niega a su ejecución por considerarlo perjudicial y en Gran Canaria es uno de sus más fervientes defensores. Hay mucha expectación, para conocer las explicaciones que justifiquen tamaña contradicción, que no llegan por ninguna parte. Parece, según se entiende que, para ellos, lo que es bueno en un sitio es peor en el otro y se quedan tan anchos. Será porque los que les gusta ahora son los aviones, que ya terminarán explicándonos que tampoco son contaminantes y que acabarán con las colas en nuestras carreteras, demos tiempo para verlo y oírlo. A lo mejor no se han enterado de que la Unión Europea, a través de su Comisión de gobierno, ha aprobado que 2021 sea el Año Europeo del Ferrocarril, para conseguir los objetivos del Pacto Verde Europeo en el ámbito del transporte, promoviendo el ferrocarril como modo seguro, sostenible e innovador, asegurando la confianza del usuario, haciéndolo atractivo para usuarios y mercancías.
Esto es un ejemplo de localismo desaforado y especialmente retrogrado, que no ve más allá de lo que se piensa desde un subjetivo ideario, doctrina o ideas. Perdiendo oportunidades, por cerrazones personales o emperramientos inconfesables. Hay que cambiar, abrir horizontes, nuestro archipiélago siempre ha estado abierto al mundo, como nudo de conexión de tres continentes, como plataforma de comunicaciones, como cruce de culturas, siendo avanzadilla del mundo o cultura occidental en el Atlántico medio. Es una posición estratégica privilegiada, que se aprovechó históricamente y que con el tiempo ha perdido fuelle, más por desinterés de los que han tenido la responsabilidad de conservarla, que de los que han intentado desde fuera mantenerla, buscando oportunidades de negocio, que no han encontrado la acogida precisa, desplazándose a otras islas en distintas latitudes, en busca de facilidades de inversión, que por supuesto se han perdido aquí. La maraña que significa abrir cualquier negocio, empresa o actividad en Canarias, frena las ganas, frustra ilusiones y retrae cualquier intento bienintencionado.
Es más, nuestra realidad física, con sus ventajas e inconvenientes, con la paradoja de la cercanía y lejanía que oferta, es un tesoro que se desaprovecha constantemente, por personalismos egocéntricos, enfrentamientos entre las distintas administraciones, en sus variados ámbitos territoriales, muy celosas todas ellas, de sus competencias propias y como no podía faltar, por el prurito persistente y a la vez excesivo, de hacer las cosas para la mayor gloria individual, intentando pasar a la historia, con el nombre de una calle, una estatua en una céntrica plaza o una obra pública. Hay que cambiar e implantar un nuevo paradigma eficiente, innovador y resolutivo, para una Canarias moderna que sea un referente global.
Imagen de archivo: Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO