26.02.2022 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
No descubro nada nuevo, si escribo que vivir en el planeta tierra nos exige en cada etapa de nuestras vidas un reciclaje de preparación y formación, motivado por la rapidez de los avances tecnológicos que el ser humano viene realizando a una velocidad de crucero, pero también en una nueva era del pensamiento. Es por ello, que muchas son las cosas que han cambiado con respecto a otras etapas anteriores. Sin duda, las nuevas generaciones sucesorias tienen otra visión del mundo actual, otras ideas, otras formas de ver y actuar. Los que ya estamos entrados en edades avanzadas, nos vemos obligados a reciclarnos, con el propósito de poder adaptarnos y comprender la nueva forma de vivir con la revolución de los nuevos cambios a través de la introducción de la tecnología. Lo importante de todo, es que tanto mayores como jóvenes, podamos sentirnos útiles en todo aquello que hagamos. Es cierto, que no es tarea fácil conseguir las metas que soñamos, pero en un mundo trasformativo como el que actualmente estamos viviendo en este comienzo de siglo XXI, el mejor antídoto para esquivar los obstáculos de la vida del ser humano y de la naturaleza, es seguir luchando. Nunca bajar la ´guardia´ y pensar siempre que somos capaces de conseguir lo que queremos en base de ver realizado el futuro que deseamos y soñamos, pero a la vez, por un mundo mejor y más justo.
Por otro lado, cada día me doy cuenta que la vida no es tan larga como pensaba cuando era un adolescente. Ahora más que nunca, las hojas del ´almanaque´ de mi vida vuelan a una velocidad vertiginosa, pero no por ello dejo de trabajar y de seguir creando alternativas para que mi mente siga activa y mi cuerpo no se acomode entre paredes sedentarias. Ahora, más que nunca, volvemos hacer aprendices de la vida, especialmente por la aparición de la Covid-19, pero poco a poco el mundo va encontrando nuevamente su sitio. Lecciones que no debemos de olvidar, pero si aprender de todo ello. Que duda cabe que el recorrido de la vida es una constante prueba de fondo, donde algunos no llegan a la meta y otros lo consiguen. Así pues, debemos seguir viviendo para poder disfrutar de las cosas maravillosas que tiene el planeta tierra, pero también para sembrar ´canteros´ de valores que sirvan para que otras generaciones puedan ´alimentarse´ a través de un nuevo mundo mejor lleno de más humanidad y solidaridad.