29.04.2023 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
Canarias se encuentra en estos momentos en obras. El sector de la construcción trabaja a destajo para llevar a cabo el asfaltado de muchas calles. La mano se obra se ha visto incrementada en muchos sectores de la sociedad canaria, pues no en vano las elecciones municipales de 28 de mayo del presente año están a la vuelta de la esquina, donde los partidos políticos con sus líderes no quieren perder la oportunidad ni el tiempo en dejarse ver para invertir en las necesidades de las ciudades y pueblos del Archipiélago canario. La precampaña de cada partido político tiene un mensaje, un objetivo y un compromiso. Las visitas a los centros de mayores; asociaciones de vecinos y hogares particulares son el pan de cada día de los candidatos de cada partido. La consigna de todos ellos se basa en un acercamiento directo con la sociedad canaria; interesarse por sus problemas, prometer soluciones de cara a un futuro no muy lejano e invertir una cantidad de millones de euros en infraestructuras diversas. Lo curioso es que todo eso se realiza cuando llegan épocas de elecciones. Bien sean municipales como generales. No pongo en duda que hay muchos políticos que trabajan por los intereses de sus municipios y ciudades. Otros, a duras penas se dejan ver durante los cinco años de mandato de sus respectivos grupos.
Por otro lado, tengo que reconocer que así se trabaja en política, especialmente en sociedades competitiva y avanzadas. Pero también es verdad, que la demagogia y utopía se utilizan mucho en aquellas clases políticas de cualquier rincón del mundo. Es por ello, en un nuevo despertar de un día cualquiera en Canarias, observo como las maquinarias de la construcción, junto con los obreros o peones hacen un esfuerzo para arreglar esas calles o carreteras que anteriormente llevaban muchos años destrozadas. Tampoco me puedo olvidar del contenido que llevan esos programas electorales en precampaña. Entre ellos, invitar a muchos vecinos a unas suculentas comidas y de paso, aprovechar para promocionar la candidatura del grupo político y del líder que se presente. Todo ello lleva consigo aplausos y unos momentos de felicidad para aquellas personas que fueron invitadas de los pueblos, barrios o municipios del Archipiélago canario. Así es como se promociona el aparato del sistema político en España. No importa si una parte de ese engranaje está corrupto o si las siglas ideológicas de un determinado partido político han sido ensuciadas por la ambición de un político, el cual se ha visto tentado por el poder del dinero, convirtiéndole en un corrupto. El ejemplo más claro lo tenemos en el caso mediador, entre otros muchos más a lo largo de la democracia en España.