19.10.2024 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
Somos lo que somos y no precisamente porque lo hayamos querido muchos de nosotros. Un día, en otra época de la vida de nuestros padres, decidieron traer al mundo un hijo o una hija. Una gran responsabilidad que muchos lo decidieron de mutuo acuerdo. Mientras que otros seres humanos llegaron al mundo de manera inesperada a través de un momento de locura, de pasión y de deseo sexual. Es por ello, que muchas personas suelen decir porque sus padres le pusieron determinados nombres con lo cuales hoy en día no están de acuerdo. Sobre todo, cuando el índice de natalidad es muy alto en los países tercer mundistas.
Cierto es, que en muchas ocasiones nos preguntamos porque nuestros padres decidieron traernos al mundo. Una pregunta que hoy en día sigue sin tener respuestas. Lo que no cabe duda, es que muchos niños/as deseados y no deseados, han sido traídos al mundo a través de la unión matrimonial, en parejas o de una locura de un determinado momento de deseo un deseo sexual o de una locura transitoria. Del mismo modo, niños nacidos en países que sufren unas guerras bélicas. Sin duda, esas criaturas son las que sufren las consecuencias de las miserias y las pobrezas extremas. Viendo lo que he podido vivir en el mundo actual de este comienzo de siglo XXI, soy un verdadero privilegiado haber podido nacer en Canarias. En una Europa más confortable y con una Constitución institucional, donde nos habla de derechos y obligaciones.
Por otro lado, bien pudiera pensar que me hubiera gustado tener otro nombre propio del que ahora actualmente tengo, pero así fueron las voluntades de mis padres y así las tengo que respetar. Insisto, lo importante es poder vivir en un lugar como en el que vivo y disfruto actualmente. Del mismo modo, mi experiencia como voluntario de una ONG humanitaria y solidaria como es Cooperación Internacional Dona Vida, cuyo trabajo estuvo comprometido en Nepal, fue ahí donde me di cuenta de la importancia que se tiene nacer en un país estable y con futuro, todo lo contrario vivir en otro país rodeado de pobreza, dictaduras y donde las personas no tienen derechos a la vida.
Así mismo, tengo que reconocer que no tengo esa varita mágica que bien pudiera hacer milagros positivos. Eso solo existe en los sueños y en los cuentos infantiles. La verdadera realidad de lo que realmente somos es eso: somos lo que somos por derechos y leyes de la vida. Tanto en el planeta tierra como en las del universo. La suerte es algo que hay que buscarla. No sé donde ni como, pero sentado en mi casa no la voy a conseguir. De la misma manera, lo más importante para vivir en plena felicidad en este globo terráqueo es tener mucha salud. Sin duda, la salud lo es todo; sin ella no somos absolutamente nada. Por lo tanto, lo primordial es vivir el día a día lo mejor posible, cumpliendo con nuestras obligaciones y responsabilidades. Sobre todo, vivir sin rencores, odios y venganzas.