08.01.2022 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
Quiero comenzar el Nuevo Año 2022 con energías positivas y de paso, ver la vida con optimismo, pues ya bastante hemos tenido en estos dos últimos años con la Covid-19; un virus asesino que se expandió a nivel mundial. Aún así, todavía quedan algunas variantes de este bicho invisible como es el contagioso Ómicron. Lo cierto es, que venga lo que venga, tenemos que seguir luchando y cuidarnos para poder sobrevivir en un mundo totalmente desigual y cada vez menos humanitario. No obstante, yo seguiré en mi línea de conducta y pensamiento. Con aciertos y errores, como humano que soy. Me explico, quiero vivir, si tengo suerte, con calidad de vida, especialmente con mucha salud. Creo que ese es el mejor tesoro que podemos tener los seres humanos.
Por otro lado, lo fácil para mí sería escribir sobre cualquier tema de actualidad que actualmente acontece en la sociedad, pero no lo veo factible, pues creo ya casi todo, por no decir todo, ya esta bastante manido. Lo que verdaderamente me importa o me gustaría, sería ver un mundo más humano, solidario y justo, aunque reconozco que eso es casi imposible que ocurra, sobre todo porque en el planeta tierra hay muchos seres humanos y nadie piensa igual a nadie. Sin embargo, y pese a ello, yo intentaré seguir colaborando, con el objetivo de sentirme bien con lo que hago y de paso, poder ayudar a todas aquellas personas más necesitas en el mundo.
¿Qué nos deparará el año 2002? No lo sé, pero tampoco quiero saberlo. Lo que venga vendrá, pero lo importante es tener la salud suficiente para poder asimilar y luchar contra cualquier circunstancia que venga de la naturaleza o de la mano del ser humano. Bien se llamen guerras bélicas, bacteriológicas a través de laboratorios experimentales o de la sabia de la fuerza de la naturaleza. Cierto es, que el mundo cambió hace mucho tiempo, pero ahora aún más con la Covid-19. Sin embargo, no por ello voy a renunciar a la lucha del día a día, de hacer proyectos, trabajar en lo que me gusta, disfrutar de la vida y levantarme cada mañana con una nueva ilusión. Si logro esos objetivos o sueños, puedo reconocer que soy una persona afortunada.
Por último, invito al mundo entero a una dosis de unión y de compromiso, con el objetivo de remar todos juntos en una misma dirección que nos lleve al camino de la paz, la igualdad, el respeto y la solidaridad con los más necesitados. Aboguemos todos por la erradicación de las armas nucleares, laboratorios experimentales, por un cambio climático más limpio y puro. Luchemos contra los furtivos y depredadores del medio ambiente natural y el respeto a la vida del reino animal. Seamos más humanos, más sensibles y comprensivos. Si así fuese, seguro que viviríamos en un mundo mejor y más benigno. Dejemos que la ciencia haga su trabajo. Sobre todo, y a través de sus investigaciones, podamos tener en un futuro no muy lejano, más esperanzas de vida en el planeta tierra.