Mercenarios de la comunicación

06.04.2024 | Redacción | Opinión

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández

Catalina, princesa de Gales, popularmente conocida como Kate Middleton, tiene cáncer. El Rey Carlos III de Inglaterra, tiene  cáncer, pero también muchas personas que no son reyes; príncipes y princesas, también tienen cánceres, incluyéndome yo.  Sin duda, las castas siguen siendo prioritarias; especialmente en las revistas del corazón, con el objetivo de vender el mayor número posible de revistas. Muchas son las personas del mundo de la información que se lucran de las enfermedades y muertes de las castas más altas de cualquier país del planeta tierra.  Desgraciadamente, paparazzi, periodistas, colaboradores y fotógrafos, se convierten en mercenarios de la comunicación. Viven sin tapujos de las desgracias de los demás.  Ustedes dirán que es una profesión como otra cualquiera. Yo creo que no, sobre todo cuando se habla de personas que tenemos cánceres o de cualquier tipo de enfermedad.

¿Se acuerdan ustedes de la ya tristemente desaparecida princesa de Gales, Lady Di? ¿Cuántos se lucraron con su muerte? Muchos. Pues todavía en este comienzo de siglo XXI siguen haciendo lo mismo. Que pena que en este mundo se siga utilizando una profesión que vive de los sentimientos, enfermedades y muertes de los demás. Bueno, no seré yo precisamente el que pueda cambiar el mundo, pero si son los gobiernos más poderosos que lo pueden hacer, cosa que nunca sucederá porque la ambición del ser humano es tan mezquina y depredadora que por conseguir un dinero por vender una exclusiva y unas fotos, son capaces de vender a sus propias madres.

Así es el ser humano; materialista, egoísta, depredador, asesino, violador, vanidoso, orgulloso y arrogante. Sin embargo, y gracias a Dios, todavía existen personas de buenos corazones; las cuales mantienen valores morales, mostrando ser solidarias por las causas más justas. Vivimos en un mundo desordenado, lleno de materialismos, plagado por la corrupción humana. Del mismo modo, muchas son las personas que tenemos enfermedades sólo que dependiendo de quien sea se le da más cobertura mediática y un trato mejor. Las castas en las sociedades de de este comienzo de siglo XXI siguen siendo la enfermedad `contagiosa` de los poderes fácticos. Es decir, el rico siempre se diferenciara del pobre. Tanto tienes, tanto vale. Así son las leyes sociales, culturales y religiosas del ser humano en el planeta tierra.

Por último, desear que todas aquellas personas que estén enfermas puedan encontrar salidas positivas de sus respectivas enfermedades sin diferenciar entre ricos y pobres. En lo que a mi se refiere, seguiré luchando contra mi ocupa ilegal que insiste vivir en el interior de mi cuerpo. No me hace falta que ningún paparazzi me persiga, pues gracias a la vida no soy un personaje mediático. Reconozco que soy un privilegiado de ser quien soy. Es decir, una persona normal, humilde, sencilla y pobre, pero muy rica en libertades, familias, valores y amigos/as. Qué más le puedo pedir a la vida. Ahora mi prioridad es vencer al citado enemigo oncológico, cosa que estoy consiguiendo poco a poco.

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Rafael J. Lutzardo Hernández

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