28.01.2023 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
Recientemente, mi amigo Javi, un funcionario y emprendedor artístico musical, me comentaba que una parte de la sociedad española está absorbida por los documentales televisivos de ´Salsa rosa´ que actualmente vienen ofreciendo cada día los medios de comunicación. Noticias, que no desprende nada interesante, pero por el morbo con que se emite sacando los trapos sucios de la vida íntima de los demás, supone para muchos periodistas y colaboradores de las revistas del corazón, unos emolumentos sustanciosos para vivir. Es decir, de las noticias basuras viven muchas personas que se hacen llamar profesionales de la comunicación, junto con aquellos colaboradores/as que también se han convertido en muladares de la información de las vidas privadas de los personajes públicos. De la misma manera, cada día y en horas puntuales, millones de personas también se han contagiado viendo la telebasura; motivando convertirse en marujos/as como temas de conversación. Cierto es, que un día en la vida de cualquier persona que este en este mundo, necesitan alternativas que motiven transmitirles alegrías y entretenimientos, pero eso va también en la forma de pensar y ver la vida de cada ser humano.
Sabido es, que la Televisión es un medio de comunicación bestial. Un medio, que entra en millones de hogares con programas basuras e informativos con imágenes duras. Por si fuera poco, también los paparazzis, esos fotógrafos ´buitres´ oportunistas, se nutren de cualquier cosa que les permitan vender al mejor postor de las revistas del corazón sus fotos sensacionalistas y en muchas ocasiones, chantajistas. Todo ello, demuestra que la cultura para millones de personas tiene poco interés. Es decir, la lectura de un buen libro, el conocimiento del arte de aprender a tocar un instrumento musical, mantener tertulias con personas que aporten cosas positivas, hacer deporte, senderismo, contactar con la naturaleza, enriquecer tus propios valores desde la humildad y conocimientos culturales a través de la formación académica y enciclopedia de la vida, parecen ser desbordados por la telebasura. En fin, nadie estamos exentos de ser vulnerables de tener defectos, pero también de tener virtudes. Elemento este últimos que muchas personas deberían de aprovechar para no perder un tiempo importante en sus respectivas vidas en ver programas en cualquier medio de comunicación que ofrezcan tonterías, mediocridad y nada que permita ser aprovechable. Eso sí, cada uno es dueño y señor de hacer lo que le de la gana con su vida. Cada uno es feliz en el espacio donde quiera estar.
En definitivas, una gran parte del pueblo español apuesta por la telebasura, dejando a un lado la cultura y el arte. Si esta es la nueva forma de pensar de este comienzo del siglo XXI que Dios, si es que existe, baje del cielo o del lugar donde resida. Ahora comprendo que cada vez me cuesta más entablar una conversación amena e interesante con muchas personas; añorando aquellos tiempos donde las tertulias eran interesantes con personas de la cultura y el arte. Un círculo social que se rodeaba de un ambiente cultural, con valores, educación y respeto. Tiempos que ya no volverán, sobre todo viendo lo que actualmente existe en nuestra sociedad. Por si fuera poco, la comunicación entre las personas es casi nula, pue Internet se ha encargado de bloquear lo que anteriormente era algo maravilloso como era hablar entre las personas. Ahora, y en cualquier lugar que se llame restaurantes, bares, cafeterías, tascas o bodegones, los comensales se centran en sus respectivo móviles. En una mano, la cuchara o tenedor, y en la otra, el móvil en el oído. Así nos va.
Imagen de archivo: Rafael J. Lutzardo Hernández