06.05.2023 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
Recientemente, tuve el placer de ver y charlar con un admirado amigo, el cual hacia muchos años que no le veía. Me sorprendió observar su estado físico; bien cuidado, sobre todo cuando me comento la edad que tenía, 91 años. Me comentaba que él no estaba preparado para los avances de las nuevas tecnologías; pues no en vano nació en otra época del siglo XX y en otra generación que nada tiene que ver con la actual del siglo XXI. Del mismo modo, y de manera nostálgica, me transmitía los buenos recuerdos de su época, que en parte también fue la mía; señalando que antes había comunicación y más valores humanos. Todo lo contrario de la actual sociedad, donde la tecnología se impone a la comunicación entre las personas. Y no le faltaba razón. Ya nada será como la generación anterior, aquella que con muy pocos recursos tecnológicos, por no decir ninguno, supo adaptarse y vivir en una sociedad, donde las personas se comunicaban y ayudaban entre ellas. Cierto es, que en aquellos tiempos de mitad de siglo XX España estaba alimentada por el machismo radical y por una dictadura representada por el franquismo, pero muchos tuvieron que aceptar y adaptarse al modelo del sistema que en aquella época imperaba en España. Lo cierto es, que antes de naciera internet en el año 1983, la sociedad del Archipiélago canario, junto con el resto de autonomías de España, muchas personas fueron felices, donde los valores humanos y la comunicación primaba por encima de lo demás. Cualquier niño era feliz con una pistola de plástico o una niña con una muñeca de trapo. Sin duda, la ignorancia al desconocimiento de la evolución de la tecnología, la cual años más tarde motivó un gran cambio en el mundo a nivel cultural, económico y político, era insospechable. Hablar a través de un teléfono móvil y de las redes sociales, eso no estaba en el guion de aquella generación de hierro
Por otro lado, no descubro nada nuevo que con el paso de los años hemos avanzado para mejorar en muchas cosas. La vida de antes fue muy dura, muy sacrificada y dolorosa, pero también tuvo su encanto, especialmente cuando hubo valores, amor, respeto por las personas y las cosas. Recuerdo que en muchos hogares la comida se hacía con leña, sobre todo en aquellas cuevas de los barrancos donde vivían muchas personas, junto con algunos animales. También, cuando no había neveras y el hielo se vendía en los camiones. De la misma manera, los que no tenían luz eléctrica y se alumbraban con velas o quinqué. Sí, fue una etapa muy dura, pero sustituida por el calor de las familias. Es por ello, que anteriormente los verdaderos sabios de la vida eran las personas mayores, cosa que en este siglo XXI ya parece no tener interés alguno en la nueva generación denominada como “crista”.
Por último, y ante tan rápida evolución tecnológica y en conocimientos culturales universitarios, espero y confió que esta nueva generación sea capaz de hacer crecer este país, estas islas Canarias, con el propósito de generar más humanidad, amor, solidaridad y sensibilidad por un mundo más justo y equitativo, pero también para que la ciencia siga avanzando en beneficio de la salud de los seres humanos y de todo ser vivo, sin olvidar erradicar el odio la venganza entre nosotros mismos, donde las guerras y la fabricación de las armas bélicas sobran. Cuidemos de nuestro planeta, de nuestro escenario donde vivimos si queremos vivir y ver un mundo más benigno y justo.