Ella, la vida, también se maquilla en los espejos del universo

23.03.2024 | Redacción | Opinión

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández

Cada día que pasa por nuestras vidas es como un intercambio entre la vida y nosotros. Es decir, la vida nos regala la oportunidad de vivir. Mientras que nosotros le damos a la vida ilusiones, sueño, felicidad por momentos, pero también  desencantos. Oportunidades que la vida nos ofrece abriéndonos los caminos de otro lugar de la tierra y del universo, donde nosotros debemos de elegir y tomar decisiones. Nada es fácil en esta esfera terrestre, especialmente cuando tienes que luchar y sobrevivir por ti mismo. Pruebas que nos  ponen la vida o nuestros destinos si es que existen. De la misma manera, la vida puede ser interpretada de muchas maneras, dependiendo del lugar de partida y de las circunstancias que te rodean.

Lo cierto es, que todos estamos de paso en este `puente` del planeta tierra. La vida tiene ojos y rostro, que aunque nosotros no la veamos, es igual de invisible como nuestras almas que vagan en el infinito tras morir nuestra condición física del ser humano. Ella, esa vida, también se maquilla en los espejos del universo; preparada para recibirnos el día de nuestras partida de este mundo. Mientras tanto, caminemos por los caminos de la realidad, los de este mundo, aceptando quienes somos y porque hemos sido los elegidos para vivir en este escenario terrestre. La vida también es sensible a las acciones y formas de conductas que realizamos mientras estamos vivos.

La naturaleza del universo es perfecta, sobre todo cuando está representada por un Dios Divino, atesorando amor, nobleza, humildad y comprensión. Dicen que la muerte como tal no existe. Son las personas las que han decidido irse para otra dimensión mejor que la nuestra. No lo sé. Todo es posible. De momento me conformo vivir con mi propia realidad. Otro día, donde he podido disfrutar de las cosas preciosas que tiene este mundo. Lugares mágicos y llenos de abanicos de colores que hacen que los humanos seamos más curiosos ante lo desconocido.

Esculpir un momento de nuestras vidas no es nada fácil, sobre todo cuando nos convertimos en seres ambiciosos; dejándonos ciegos por controlar el mundo de una manera brutal y destructiva. Somos lo que somos y no podemos disfrazar la realidad con metáforas, filosofías, sueños inalcanzables. Eso sí, no dejemos de luchar, de perseguir los sueños que van asociados a la realidad y que puedan estar al alcance de nuestras manos. Si estamos en este mundo es porque tenemos una misión que cumplir; una gran asignatura compleja, pero superable en muchas ocasiones. Mi examen de la vida no es el que me impongan los demás. Mi examen soy yo mismo, el que acierta y fracasa con mis virtudes y defectos. Sólo  necesito salud para conocer todo aquello que nos lleva a lo desconocido.

Los años van sucediéndose y nos van convirtiendo en personas con más experiencias de la vida; donde muchas tardes vemos otro atardecer que nos indica el cierre natural de otro día y de otros momentos vividos. Hemos tenido la suerte de ser jóvenes alimentados por la ignorancia noble y el desconocimiento de la enciclopedia de la vida. El tiempo pasa, no se para, convirtiéndonos en adultos  responsables de nuestras propias decisiones y compromisos ante las pruebas que el Dios del Universo nos va poniendo a cada uno de nosotros. La suerte o la generosidad de la vida, sigue siendo bondadosa conmigo, pues no en vano me sigue regalando ese gran tesoro natural como es la vida. Sinceramente, estoy muy agradecido de mi suerte y de ese sendero que un día decidí escoger.

Es hora y momento de vivir con las columnas que sostienen nuestras vidas como son: el alma, el amor, el corazón solidario, los valores morales, y, escuchar las conciencias que hablan entre ellas de tus propios actos ante la vida. Ese es mi mejor refugio, el que me da la vida, el que me cuida, me aconseja y me da la libertad de ser yo mismo.

Ya es casi de noche, cuando el reloj de nuestras vidas marca las 18:30 horas de la tarde. Es hora de una retirada feliz y exitosa, especialmente porque mi cuerpo se ve compensado con una dosis de salud importante para seguir luchando ante las adversidades del destino, pero también para vivir con calidad de vida y  disfrutar de esas bellezas que la naturaleza nos regala cada día.

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