El verano y la euforia de la sociedad española

11.07.2020 | Redacción | Opinión

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández

El verano llegó y con ello millones de personas se han lanzado frenéticamente a las distintas playas de la geografía española. Sin duda, el confinamiento de meses atrás, motivado por la Covid-19, significó un precedente nunca visto en la nueva generación y parte de aquellos mayores que el coronavirus se llevó. Un comienzo de siglo XXI que muchos no olvidaremos, especialmente porque el estar recluido varios meses en los hogares familiares, ver el ejército patrullando por las calles, policías, las ciudades vacías y millones de negocios cerrados, fue deprimente y dañino para muchas personas de manera psicológica. Es por ello, que todos estábamos necesitados y deseados de salir de ese estado de alarma que el Gobierno de Pedro Sánchez impuso en su momento.

Al contrario de meses atrás, todo parece vislumbrar una recuperación de normalidad en la vida social de las personas. Incluyendo, la actividad comercial y económica, aunque se esta haciendo de manera lenta. Sin duda, la libertad de las personas, junto con la salud, es uno de los tesoros más grandes que puede tener el ser humano, pero también es verdad que si no somos prudentes y responsables, podemos perder esos privilegios de la vida.

Como escribía al principio, el verano llegó y con ello las playas se ven invadidas por la presencia de millones d e seres humanos, aún sabiendo que el coronavirus sigue viviendo entre nosotros. Cierto es, que muchas personas son responsables de lo que esta sucediendo, pero otras no lo son. Es decir, ignoran el peligro tan grande que nos invaden a todos nosotros. Las secuelas mortales que deja el coronavirus en los mortales. Por supuesto que se puede convivir con este virus pandémico, pero siempre y cuando seamos conscientes de las armas que tenemos que utilizar para alejarnos de este francotirador asesino. Armas o herramientas como saber respetar en todo momento los protocolos de prevención ofrecidos por los especialistas sanitarios del Gobierno español y por la Organización Mundial de la Salud.

Según publica Diario 16, todo apunta a que durante el verano se relajarán las medidas de confinamiento. Estudios que apuntan a la incidencia del calor y los rayos del Sol para reducir la presencia del virus, así como el descenso de la curva que se confirma en España, son buenos indicadores que podrían encaminarnos hacia un verano más tranquilo en comparación con la “confinada primavera”.

Sin embargo, hay muchas dudas respecto al comportamiento del virus en distintos contextos. Ahora que se sabe algo más sobre su permanencia en superficies y en el aire, queda pendiente saber qué ocurre con el virus en el agua.

Sergi Maicas, profesor titular del departamento de Microbiología de la Universiatat de València (UV) ha explicado para El Comercio qué ocurre cuando el COVID-19 entra en contacto con el agua.

Según Macías, bañarse en la playa “no debería ser un foco de contagio del coronavirus por el efecto de dilución que tiene el mar y los porcentajes de probabilidad deberían ser casi anecdóticos”.

Otra cosa es, apunta, “que la persona que está en la playa salude a otra dándole la mano, o se tumbe en la misma toalla que haya usado otro, y luego diga que se ha contagiado porque se ha bañado, cuando seguramente lo habrá hecho por estar en contacto físico con alguien infectado”.

Por lo tanto, según el experto, “el problema no será que te bañes, sino que antes de entrar al agua ya podrías estar infectado”.

Sin embargo, el experto también es prudente al explicar que, por el momento, nadie puede afirmar ni negar rotundamente si el hecho de bañarse en el mar o en la piscina es seguro. Por el momento, aún quedan incógnitas por resolver y lo más adecuado es tener siempre prudencia.

Dosis infectiva: la dosis infectiva significa que, si una persona está en la fase final o muy al principio de la enfermedad y se baña en el mar, “como se diluye es como si no hubiera nada”. Pero añade: “Otra cosa es que una persona que está en la fase complicada de la enfermedad decide bañarse en su casa y después de hacerlo, para ahorrar agua, decide bañar a los niños con la misma agua. Todo depende de muchos factores”, apunta.

Así, pues con la llegada del verano la euforia y la confianza se han desatado en la sociedad española, pero no debemos de olvidar que la vacuna contra el coronavirus aún no tiene presencia en el mercado de las industrias farmacéuticas, y, que el virus pandémico sigue en cada rincón del planeta tierra.

 

 

 

 

Rafael J. Lutzardo Hernández

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