23.04.2022 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
La Semana Santa llegó en un momento, donde millones de personas se evadieron para olvidar todo lo que ha sucedido en los casi tres últimos años y lo que actualmente sucede en el mundo. Evasión festiva en todos los sentidos, especialmente evitando ver la televisión, escuchar la radio y medios escritos, tanto en papel como digitales. Sinceramente, lo comprendo, pues el machaqueo del día a día ofreciendo las noticias del coronavirus y la guerra en Ucrania, motivan saturar la mente de millones de personas, donde muchos de ellas han quedado psicológicamente muy afectadas. Ni que decir tiene, que tanto la Covid-19 como la invasión de Rusia en Ucrania, han generado debates para todos los gustos, especialmente en lo que respecta a la propaganda informativa, la cual viene convirtiéndose en este comienzo del siglo XXI en un instrumento mediático muy peligroso. Para el presidente ucraniano Zelenski, la comunicación y las redes sociales, motivan otra guerra, y que ganarla sería decisiva para su país. Lo cierto es, que la tecnología de la informática también juega un papel muy importante en las redes sociales.
Por otro lado, y tratándose de guerras o de virus generados en laboratorios experimentales, cada bando utilizan informaciones propagandísticas a través de vídeos, fotografías y comunicados de prensas. ¿Debemos creer todo lo que los medios de comunicación ofrecen todos los días? ¿Debemos creer todo los que dicen las dos partes de una guerra? Sin duda, es una cuestión de debate y de opiniones diferentes. Lo cierto es, que la guerras existen, pero no solo en Ucrania. También en muchos países del mundo. Por todo ello, y por muchas cosas más, muchas personas mantienen la dudad de la veracidad de la información mediática. Sin duda, vivimos momentos muy complejos, donde los acontecimientos vividos en estos últimos años y los actuales, nos convierten en personas muy desconfiadas. No descubro nada nuevo, si escribo o pienso que vivimos en un mundo de improvisación, sobre todo porque ya nada será igual que antes. El guión meditado y preparado para lo que entendíamos como el mañana o el futuro, quedó atrás. Eso no quiere decir que ese guión preparado o pensado haya muerto. No, pero tardará mucho tiempo en volver hasta que el mundo vuelva otra vez a la normalidad con nuevas normas, pensamiento, formas de conductas y valores. Así pues, y con la vuelta a la casi normalidad una vez desaparecidas las casi todas de las restricciones, la gente quiere olvidar, ser nuevamente libre y divertirse. Eso no es malo, no debemos de olvidar que en la calle sigue el coronavirus y muchas guerras en el mundo, sobre todo la de Ucrania que nos puede llevar a una Tercera Guerra mundial, cosa que espero no suceda. Seamos libres de tanto estrés y disfrutemos con coherencia de las bellezas del planeta tierra, de nuestras familias y amigos. El tiempo también habla, dejemos que se pronuncie cuando llegue el momento.
Imagen de archivo: Rafael J. Lutzardo Hernández