26.03.2022 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
Cuando la ciudad duerme la noche se ofrece como amiga, con el objetivo de que la mente humana se sienta más flexible y relajada para la escritura, la inspiración y sobre todo para explorar las ´minas´ de los defectos y virtudes en la búsqueda de los valores humanos. Reconozco que cada día se hace más difícil confiar en alguien, los nuevos tiempos y modelos en las sociedades en la que vivimos en este comienzo de siglo XXI, ausentes de valores, motivan en mí ser cada día más selectivo en todo aquello que me rodea. Es por ello, cuando encuentro en el camino personas que aún mantienen el sentido de la lealtad, amistad, sinceridad, humildad y valores, es como si de un diamante en bruto hubiese encontrado en esas ´minas´ de los sentimientos humanos ya olvidadas por el nuevo pensamiento de este siglo XXI.
Sin embargo, todavía quedan personas, no exentas de virtudes y defectos, pero que mantienen unos valores tradicionales que les permiten seguir teniendo una visión de la vida benigna y esperanzadora. Una de esas personas que he conocido recientemente es mi amiga Ana Marrero Yanes, mujer inquieta, entregada al mundo de la comunicación y a lo que se le ponga por delante. Una ´gladiadora´ de la vida que insiste en sentirse útil en una sociedad que presume ser vanguardista, solidaria y defensora de los derechos y reconocimientos de las personas. Nada más lejos de la realidad.
Ana Marrero Yanes, en unas de sus tantas reflexiones convertidas en frases, reconoce que “corren malos tiempos para el pensamiento crítico. Aunque, en verdad, nunca han sido buenos tiempos para eso”. Del mismo modo, y en lo que respecta al pensamiento crítico, Ana entiende que “lo que más pena me da de todo es ver como la gente que piensan como yo se meten conmigo por tener espiritu critico. Incluso, con quien piensa como yo”.
Por otro lado, en lo que se refiere al mundo laboral, y tras mi prejubilación, tengo que reconocer que el sindicato CSIF Canarias necesitaba un revulsivo en el Gabinete de Prensa que le reflotara a los nuevos tiempos de los avances tecnológicos y redes sociales. Ni que decir tiene, que con la presencia de Ana Marrero Yanes, junto con el resto de los compañeros de los distintos sectores de CSIF Canarias, el sindicato se ha visto enriquecido y familiarizado con todos los medios de comunicación de Canarias y nacionales.
Sin duda, la experiencia profesional adquirida por mi apreciada amiga Ana Marrero en la península y en Canarias, le han servido como aval para demostrar su capacidad a nivel humano y profesional, especialmente en lo que respecta a la entrega, compromiso y capacidad humana solidaria para hacer grupo con los compañeros de trabajo.
Como persona y mujer, Ana Marrero Yanes también esta llena de sensibilidad y de recuerdos. Entre ellos la música, recordando a Pharrell Williams- Happpy. También reconoce que “cada vez que pienso en música recuerdo los discos que mi padre atesoraba. La forma en que la aguja recorría sus surcos como si arara un campo negro. Este era uno de su tema preferido. Barry White Love Unlimited Orchestra – Love´s Theme. Del mismo modo considera que “cuando la música dejamos atrás conforme crecemos y envejecemos. A veces, si aguzamos el oído de quienes fuimos, volvemos a escucharlas aunque ya non nos pertenezcan, Vivir es cantar a lo que ya no está”.
Por último, la vida de Ana Marrero Yanes están llenas de frases reales, vividas en primera línea de su vida. “Esa gente que insultan a otros por su forma de pensar… ¿son conscientes de que el insulto es lo que les queda a quien se queda sin argumentos? ¿No sería mejor entender las preocupaciones del otro y convencerle de que hay un camino mejor para aliviarlas?
“Soy una persona de naturaleza tolerante, tranquila, comprensiva. Tengo un profundo respeto por la libertad personal, por lo que comprendo y promuevo que cada uno trate de actuar en conciencia ante las distintas elecciones que nos exige la vida. Pero me enciende que intenten manipularme torticeramente en nombre de esa misma libertad, armados con débiles argumentos y una prepotencia que sólo esconde superficialidad y miedos”.
“Con esto de ser la única especie inteligente, creo que muchos seres humanos se sobrevaloran a sí mismos. Supongo que por eso hay tantos imbéciles sueltos por el mundo”
“Las personas que son especiales, lo son. No lo parecen, ni presumen, ni alardean de ello. Simplemente los son”
“Con lo sencillo que era comunicarnos cuando solo teníamos dos latas y un cordón y lo difícil que es ahora que tenemos todo tio de tecnologías”.
“Me gusta la gente que consigue lo que quiere, o no, sin alardear, sin buscar palmaditas en la espalda ni llamar la atención. Simplemente, viviendo su vida y luchando por sus sueños”
“Lo de saber callar cuando no hay nada que decir, reconocer las equivocaciones, asumir las consecuencias y saber marcharse, también cuenta como saber estar”.
Así es mi amiga Ana Marrero Yanes, una persona con profundas convicciones religiosas y llena de fe como don divino de la vida. Una mujer que no odia ni busca venganza en aquellos que un día le traicionaron. Sólo busca paz y solidaridad por un mundo más justo e igualitario. Pero sobre todo, apoyada y reforzada por los valores de su familia. Sus hijos y marido, verdaderas botellas de oxígenos para que esta gran mujer insista en no arrojar la toalla, con el objetivo de sentirse respetada, valorada y útil en una sociedad competitiva, exigente y en ocasiones, deshumanizada.
Imagen: Ana Marrero Yanes | CEDIDA