07.12.2024 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
Época de consumismo capitalismo en fechas bíblicas con motivo de la celebración de la Navidad. Muchas son las familias que ya están haciendo los encargos para llenar sus mesas, pero también es verdad que muchas son las personas que estas Navidades son de extremas pobrezas y de luto, motivado por las guerras bélicas que en estos momentos se están llevando a cabo en varios países del mundo como son en Israel y Ucrania. Mientras tanto, como si a Europa no le fuera nada, la Torre Eiffel estará iluminada al igual que muchas calles de España y Canarias. Esto quiere decir que la vida sigue y no puede parase por las desgracias que ocurran en cualquier lado de este planeta tierra. Así está diseñado la vida en este mundo, el cual y pese a su complejidad, sigue su ritmo normal. En cierto modo debe de ser así; pues somos los que somos como humanos, frágiles y muy poca cosa ante las leyes naturales de la vida. En ocasiones muchas personas consideran que son inmortales, que van a durar toda una vida. Para ello guardan el dinero en el máximo secretismo. Compran islas, yates, coches de lujos, grandes empresas para que todo eso se quede en este escenario terrestre. Por supuesto que hay que intentar vivir lo mejor posible, pero siempre dentro de un orden y de una realidad que es latente en nuestro presente.
Asimismo, cada día que pasa la vida me va enseñando muchas cosas que anteriormente no sabía. Es lógico, son los años los que nos van dando la experiencia de nuestros propios errores y aciertos. El mundo no lo hago yo, para eso está el Dios del universo, pero si es cierto que en la tierra la vida y las leyes las hacemos los seres humanos. Por supuesto que no estoy de acuerdo con muchas cosas que el ser humano viene haciendo en su propio escenario; acciones maliciosas y dañinas que alteran el orden de la naturaleza, provocando un deterioro gravísimo en nuestro propio espacio donde vivimos. La ambición depredadora del ser humano, donde me incluyo yo en ese género, es terriblemente mezquina y vergonzosa, haciendo de este mundo una lucha desigual y maquiavélica. Del mismo modo, mi opinión al respecto poco interesa al mundo que me rodea, pero me siento más tranquilo cuando mi conciencia me habla y yo le escucho; obedeciendo siempre el lado positivo de las cosas.
En definitivas, intentaré seguir luchando y adaptarme a todas esas transformaciones que vienen sucediéndose en este comienzo de siglo XXI. No me queda más remedio, pues aunque ya estoy jubilado la vida me exige ponerme al día, reciclándome en todo aquello que pueda ser beneficioso para mí. Por lo menos lo intento, aunque reconozco que ya nada es igual a la época que viví en otras etapas de mi vida. La revolución de las tecnologías y evolución del propio ser humano es una realidad, donde mi papel como ser vivo en este globo terrestre es luchar para vivir todo lo que el Dios del universo quiera. Por lo tanto, momentos de consumismo capitalismo en unas fechas que no son para todos iguales.