06.05.2017. San Sebastián de La Gomera.
Pocas veces un reconocimiento es tan merecido y oportuno a la vez. Los guaraperos de La Gomera han visto como esta legendaria actividad económica que se centra en la extracción y elaboración de la miel de palma, recibirá el Día de Canarias la medalla de Oro. Una manera de premiar la que se ha convertido en otra de las particularidades de una Isla muy particular. El homenaje coincide con la lucha que desde el sector, Cabildo de La Gomera y Gobierno canario se ha iniciado para que finalmente se acepte el nombre de miel de palma, en vez del de sirope o savia que se ha impuesto desde la Unión Europea (UE). Todo ello bajo el argumento de no confundirlo con el producto que elaboran las abejas.
El presidente de la institución insular, Casimiro Curbelo Curbelo, considera que se trata de un homenaje “muy merecido” porque se premia a unos productores como los guaraperos que “dedican su vida a conservar una tradición y por lo tanto un valor histórico y etnográfico y una sabiduría adquirida generación tras generación hasta la actualidad”.
Aún así Curbelo resalta aspectos no menos importantes como la creación de empleo y el sustento y economía de un buen número de familias que viven de los ingresos que genera el guarapeo, tanto en lo que se refiere a su extracción, como cocción y elaboración de la miel de palma. El presidente del Cabildo también subraya la proyección que esta actividad tiene de cara al turismo, tal y como se pone de relieve año tras año. En cuanto al mantenimiento de la denominación original, Curbelo indica que se está ante un malentendido por parte de la Unión Europea (UE), porque en ningún momento los productores de Alojera compiten con la miel de las abejas, “existe una evidente falta de conocimiento de la realidad”, dice. Por el lado positivo, sin embargo, está el apoyo que ha dado el Gobierno canario al nombre, lo que bajo el punto de vista del presidente del Cabildo, “significa un conocimiento y reconocimiento que se hace de unos trabajadores que custodian y cuidan con mucho celo las palmeras. Un elemento singular del paisaje de la Isla”.
El miembro de la Asociación de productores de Miel de Palma de La Gomera, Juan Ramón León, no puede esconder la satisfacción por la concesión de la medalla. Y ello pese a que cuando fue entrevistado aún no había tenido tiempo de conocer en detalle la noticia. Pero no duda en señalar que le parece “estupendo”, en cuanto viene a subrayar la importancia de esta labor ancestral, casi exclusiva de La Gomera.
“Estamos hablando de algo que va más allá de una simple profesión o actividad económica y que supone toda una cultura única. Me parece muy bien”, señala. Este productor indica que, sin duda, el título les ayudará a que se conozca mejor el producto y supone un apoyo fundamental en la batalla para que recobre su denominación original. “Pienso que será un espaldarazo en esta lucha que siempre he estado seguro de que lograremos ganar”. León lleva toda la vida relacionado con el mundo de la miel de palma pero profesionalmente le ha dedicado ya 29 años. Primero como guarapero en el sentido estricto del término y ahora al frente de su empresa.
Dentro de las dificultades, el sector vive un momento dulce; el reglamento puesto en marcha desde hace años por el Cabildo ha logrado regularizar esta actividad y proteger a las palmeras, a la vez. Puntos que los productores han acogido con los brazos abiertos: “Todo lo que sea ordenar está bien para todos. Hay unas normas que debemos cumplir porque lo que no puede ser es dejar al sector de la mano”. Por ejemplo, el reglamento limita el número de ejemplares que pueden ser utilizado en estas labores y establece unos topes de producción. No es raro, por lo tanto, que la totalidad del producto se venda y encuentre lugar en el mercado, exclusivamente en Canarias.
En estos momentos hay una decena empresas que extraen el producto de alrededor de 500 palmeras de las doscientas mil censadas en la Isla. Otra polémica que ha arreciado en las últimas fechas es la referente a los aceite de palma. Deja claro el representante del sector que las palmeras de La Gomera y la miel que se obtiene no tiene nada que ver con ese componente. No obstante, se lamenta de que las grandes superficies les obligan a firmar unas declaraciones en las que se comprometen a garantizar la ausencia de aceites. Las noticias aparecidas han traído como consecuencia las reticencia de los compradores pero el mensaje que se lanza es claro y contundente: la miel de palma no contiene en absoluto esta sustancia. “Pero al hablarse tanto del asunto la gente se confunde”, se lamenta este productor.
El cambio de denominación también ha traído aparejado el despiste de parte de los consumidores, especialmente los extranjeros que acuden a las tiendas buscando miel palma y se encuentran con otros nombres que les resultan desconocidos. Las consecuencias en las ventas han sido directas. De ahí la importancia de la medalla de oro en cuanto puede aclarar el entuerto surgido. “A ver si con esta publicidad conseguimos que quien no la haya probado tenga curiosidad y lo haga y además sepa cómo encontrarla”, dice.
El Cabildo ha puesto en marcha desde hace años un reglamento para regular la extracción de este producto después de escuchar las opiniones y aportaciones del sector. El paso se da tras constatar, como no podía ser menos, la importancia que la palmera canaria supone como elemento destacado de la biodiversidad y el paisaje, por un lado, y para la economía de quienes se dedican a estas labores, por otro. La normativa precisamente, intenta compaginar ambos factores y hace una especial incidencia en la palmera como especie endémica, su belleza o valor cultural, hasta el punto de haberse convertido en el símbolo vegetal de Canarias.
A la protección que se le ha otorgado a estos ejemplares desde los ámbitos europeos, estatal y autónomo, se une así el Cabildo de La Gomera, con el fin de resaltar la importancia cultural y etnográfica de este elemento. Su valor está sustentado por una serie de actividades relacionadas con la agricultura, ganadería y artesanía, en cuanto realizan el aprovechamiento de algunas de sus partes.
Entre ellas, sin duda, la más importante, incluso económicamente, es el guarapeo que tiene como objeto obtener la miel de palma. “Esta ha sido una labor tradicional muy arraigada en la Isla que poco a poco en los últimos veinte años se ha convertido en un sector productivo de relativa importancia”, se indica en la norma.
La actividad económica sigue coexistiendo con el uso tradicional del guarapeo para consumo propio y familiar. En los últimos años se han consolidado una serie de empresas productoras de miel de palma que exigen ciertas garantías de protección de esta actividad ante el intrusismo de personas que se dedican a extraer guarapo.
Pero además, dada la complejidad de la actividad que si no es realizada de manera correcta, puede conllevar la muerte del ejemplar, desde el Cabildo se ha considerado que resulta básico que las personas que solicitan autorización para el guarapeo puedan demostrar que tienen los conocimientos necesarios.
Con este fin se establecen una serie de mecanismos y garantías que culminan con la obtención de una autorización, para lo cual se deberá contar con el preceptivo carnet. La institución insular también supervisa el estado de los ejemplares a través de sus efectivos de Medio Ambiente y fija un cupo anual de aquellas palmeras que pueden ser objeto de la extracción.
La Casa de la miel de palma
Desde finales de 2014, el Cabildo de La Gomera procedió a la apertura del Centro de Interpretación de la Miel de Palma, ubicado en la localidad de Alojera en Vallehermoso.
El objetivo de la conocida como Casa de la Miel de Palma es promocionar este producto propio de la gastronomía, tradición y economía de La Gomera. El Centro se puso en funcionamiento justo cuando desde la Unión Europea (UE) se cuestionó la continuidad del término original al considerar Bruselas que da lugar a equívocos con la elaborada por las abejas.
Desde un principio el Cabildo ha invitado a vecinos y turistas a visitar este centro y comprar miel a los productores que allí lo venden. La Casa se encarga de difundir la cultura de la palmera que abarca más allá de la extracción del guarapo. Lugar destacado lo ocupa la promoción de la miel de palma y de sus derivados, a la vez que la Casa sirve también como polo de atracción turística para Alojera.
Y es que desde el principio hasta aquí llegan visitantes que compran los productos y disfrutan del proceso de la elaboración. La Casa se ha convertido en este tiempo en todo un centro de visitantes, en el que se pueden disfrutar de paneles interpretativos y se exhiben vídeos y elementos de artesanía. Todo ello siempre relacionado con el mundo de la palmera y su aprovechamiento El Cabildo se ha marcado como objetivo ofrecer al público información suficiente sobre la cultura de la palma y la explotación de sus recursos.
Desde que la Casa abrió sus puertas ha venido recibiendo una media de doscientos visitantes mensuales. Además, de la exposición en la que se detalla toda la historia y usos de la palma también se llevan a cabo multitud de actividades y talleres. Por ejemplo, cursos de esteras, otros con los niños y adolescentes cuyo objetivo es crear relaciones interpersonales sanas para lo que se enseña sobre pintura, elaboración de productos de barro o se organizan caminatas y excursiones, entre otras muchas más.
Por supuesto se llevan a cabo visitas guiadas al centro y se dan clases de cómo elaborar juguetes de hoja de palma, penca o de talajague. En las inmediaciones de la Casa hay un palmeral que es posible conocer en el que se sitúa un antiguo molino de agua y un pequeño lagar. En definitiva, la Casa de la Miel se ha convertido en el lugar perfecto para conocer el mundo de la palmera en todos sus aspectos.