El setenta por ciento de los jubilados de este país no tiene ni para cubrir los gastos mínimos con sus pensiones, según un reciente informe de la Defensora de la Tercera Edad, en base a datos recogidos en varias ciudades españolas.
Jubilaciones muy bajas, casi ridículas, la luz por las nubes, alquileres astronómicos, el precio de la cesta de la compra… La ecuación da un resultado trágico: siete de cada diez jubilados españoles no pueden pagar los gastos mínimos para subsistir, un dato realmente alarmante, porque los españoles de más edad están pasando auténticas calamidades.
El dato surge de un estudio de la Defensora del Pueblo de la Tercera Edad, que dirige, en base al cálculo de la renta básica para los abuelos, que tienen cada vez menor poder adquisitovo, tras la subida de precios en alimentos, medicamentos y servicios de la vivienda.
Según se detalla en el informe, la Cesta Básica del Jubilado revela los gastos de vivienda, alimentación y medicación de los jubilados en las ciudades, los grandes centros urbanos en los que se concentra la mayor cantidad de adultos mayores.
Con relación a la medición anterior, de finales de abril, el incremento de la cesta fue del 8,67%, y del 20,6% respecto a noviembre de 2017. Los números muestran un gran desfase con los haberes de los jubilados que cobran pensiones realmente bajas. “Los jubilados hacen peripecias ante una sociedad que naturalizó que envejecer es ser pobre”, ha afirmado la defensora de los mayores..
Se ha publicado también una medición de emergencia ante la reciente devaluación de la calidad de vida y el alza de la inflación, que en julio llegó al 3,1% y acumula un alza del 19,6% en 2018. La jubilación mínima a percibir por jubilación ordinaria en 2018 es de 810,60 € si se tiene cónyuge a cargo, de 656,90 € si vive solo.
La defensora del mayor ha dicho también que “en España, con 328 euros por cónyuge nadie puede vivir y estamos hablando de un universo de siete millones de personas. Y agregó que dentro de ese grupo, hay 1,3 millón de españoles que reciben pensiones no contributivas, la mayoría son personas con discapacidad, que enfrentan “condiciones de infraconsumo”.
En los últimos seis meses, según datos oficiales contrastados, los gastos de farmacia, que no son contemplados dentro de los medicamentos cubiertos por las obras sociales, tuvieron aumentos de hasta el treinta por ciento.
Esta es la situación tan patética como real de la inmensa mayoría de los juibilados de nuestro país, muchos de los cuales trabajaron y cotizaron toda una vida para recibir unas pensiones muy bajas. Parece que los viejos estorban.
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Fotografía: Matthew Bennett