16.02.2024 | Redacción | Reflexión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
Rebelarse, entendido como oponer resistencia ante cualquier injusticia es lícito, además de aconsejable, porque no se puede permitir la tropelía ni mucho menos aceptarla resignadamente. El abuso de poder es sencillamente un atropello a la dignidad de la persona y en el ámbito económico una injusticia mayúscula. Se produce diariamente por el empoderamiento de algunos empleados públicos, que no hacen lo que deberían y encima estorban a los compañeros, que son responsables y si quieren sacar adelante los expedientes o licencias en tiempo y forma. Que en estos momentos haya empresas, especialmente locales y familiares, que están a punto de cerrar definitivamente su actividad, no por culpa de una mala gestión directiva, sino porque las inversiones que promueven no pueden florecer, ya que se encuentran atascadas en el barullo, confusión y desorden de una burocracia enredadora, es inaguantable. Hay que seguir acusando sin desfallecer, pero tenemos que hacerlo todos