11.11.2017. San Cristóbal de La Laguna.
Europa está sumida en una crisis, aquejada de múltiples males de diversa índole, y solo podrá salvarse ella misma siendo una Europa más política. Esta es la principal tesis defendida el pasado 9 de noviembre por el politólogo francés Sami Naïr en la conferencia que ofreció dentro del ciclo ULL Debates, organizado por el Vicerrectorado de Relaciones con la Sociedad, a través de su área de Responsabilidad Social.
Naïr está realizando una estancia en la Universidad de La Laguna, con motivo de su 225 aniversario, lo que ha permitido contar con una opinión tan cualificada en diferentes eventos organizados por la institución docente. Así, ha participado en Campus América para ofrecer su visión acerca del aumento de la pobreza en las sociedades occidentales, también lo ha hecho, hoy mismo, en un seminario de Internacionalización acerca del uso de las lenguas, y ayer se trasladó al Paraninfo para disertar, ante un público sumamente interesado, acerca de la crisis política por la que atraviesa el Viejo Continente.
El experto citó varios ejemplos que demuestran cómo Europa no ha sido capaz de hacer frente a sus principales retos. Así, señaló la situación habida con los cuatro millones de refugiados que llegaron a las costas europeas el pasado invierno. “Europa ha traicionado sus valores fundamentales en cuanto a derechos humanos y protección de los ciudadanos”, aseveró. “La Comisión Europea intentó ayudar, pero el Consejo Europeo optó finalmente por acoger tan solo a 60.000, y al resto lo expulsó o está hacinado en campos de refugiados”. De hecho, apuntó, hay un millón vagando en Italia y Grecia.
A esta lastimosa situación se une el hecho de que los países del Este no han acogido ni a un solo refugiado, cerrando clamorosamente sus fronteras, así que ha sido Alemania quien ha hecho el gran esfuerzo, no solo cubriendo su cuota sino acogiendo a más refugiados, muchos de los cuales los ha introducido en sus sistema productivo.
Tampoco tiene la UE soluciones políticas para Oriente Medio, donde colabora con algunos proyectos pero políticamente no pinta nada, explicó el conferenciante. También hay desacuerdo en los sistemas económicos de los países del sur y los del norte. Los segundos quieren una moneda fuerte, mientras que los primeros, Francia incluida, necesitan una moneda débil que pueda favorecer sus exportaciones.
De hecho, Francia propone una suerte de ‘ministro del euro’ que ejerza un mayor control sobre el Banco Central Europeo, lo que resulta un atentado contra la política liberal de algunos miembros, como es el caso de Alemania, que no quiere ni oír hablar de este asunto. “La crisis financiera del euro no está acabada”, espetó el ponente.
¿Hacia el federalismo?
“Si queremos avanzar necesitamos una Europa política”, volvió a recalcar el politólogo. Con Gran Bretaña era imposible construir un estado federal europeo, porque no querían en modo alguno renunciar a su soberanía. “Ya sabíamos que la opción federal era utópica”, pero ahora, con la salida de este país, se abre una posibilidad de que Francia y Alemania creen un sistema político institucional a través de una fórmula híbrida. “Con todo, estamos lejos de una Europa política, pero no deberíamos renunciar al proyecto europeo”.
El auge de micro nacionalismos xenófobos son una señal de alarma, así que está claro que no tenemos otra opción: necesitamos una Europa política fuerte, que haga de contrapeso a China por un lado y a Estados Unidos por el otro, sostuvo Naïr.
Mesa redonda
Tras esta intervención se celebró una mesa redonda, en la que también participó el catedrático de Ciencia Política de la Universidad París VIII, y fueron además convocados Margarita Ramos, catedrática del Derecho del Trabajo de la ULL, y los que fueran europarlamentarios Francisco Sánchez y Fernando Fernández, todos ellos moderados por el periodista Roberto González.
¿Por qué España tiene una imagen tan positiva de Europa?
Sánchez: Yo lo tengo bien claro. Qué hubiese sido de España y de Canarias sin Europa. No solo se trata de la inyección de fondos europeos que hemos recibido, también nos ha ofrecido seguridad.
Ramos: La adhesión ha sido muy beneficiosa para España, con ventajas en lo económico, lo político y lo social, y eso pesa. Con la crisis de estos últimos años, Europa pidió sacrificios tremendos a España, en unos momentos en los que teníamos tasas de desempleo muy altas. Es decir, que cuando han venido más dadas hemos tenido que cumplir exigencias muy fuertes, pero cuando ha habido expansión económica, España se ha beneficiado enormemente.
Fernández: La vocación europeísta de España es muy anterior a la propia adhesión. No es casual que en estos momentos en los que nuestro país ha dejado de ser perceptora neta, España siga siendo pro europeísta en un 70%, mucho más que otros países. Nuestra pertenencia al grupo de naciones europeas no solo tiene que ver con los beneficios económicos percibidos, sino que la sociedad sabe que ha supuesto una manera de estar en el mundo.
Naïr: Los españoles son europeístas primero por la experiencia histórica, y también tiene que ver el peso del franquismo, en la idea de salir cuanto antes de ese negro pasado. También creo que hay un reconocimiento de España a Europa, quien le ha ayudado mucho, y de hecho llegó a recibir hasta el 34 % durante muchos años.
¿Son ustedes pesimistas u optimistas con respecto a que Europa sea una potencia política?
Sánchez: Europa está enferma, y o se integra como una verdadera potencia o esto se va a la porra.
Ramos: Europa ha tenido que atravesar diversas crisis, a lo largo de la historia el continente ha experimentado situaciones difíciles, momentos en que se resentía el proyecto europeo: la falta de un liderazgo claro, el aumento de la pobreza y de la segregación social, y en esos momentos de crisis se ha optado por las tesis más liberales.
Fernández: He dedicado más de veinte años de mi vida a la política europea y no puedo ser pesimista. Cierto es que Angela Merkel tiene el apoyo de Alemania, pero no es en modo alguno una líder global. Además, necesitamos inmigrantes aunque sea por razones demográficas y sin embargo los rechazamos. Ahí está el acuerdo vergonzante de colocar en Turquía los inmigrantes que no queremos en Europa. Con todo, la Unión es una necesidad y superaremos los problemas.
Naïr: Yo no creo en la política social europea, porque lo social es la consecuencia de la política económica y financiera. Nunca los trabajadores alemanes van a aceptar el estatuto de los trabajadores de los griegos, por ejemplo. La política económica que hemos puesto en marcha impide a los países menos desarrollados tener la misma política social que sus socios ricos. Por eso necesitamos acabar con el economicismo y defender una Europa de proyectos. Tenemos que hacer que la moneda del euro sea una moneda real que refleje la riqueza de los países.
Ramos: En mi opinión, sí hay una política social europea, aunque sea insuficiente. Hay una directiva que regula los procesos de despido, el fraude en la contratación, aspectos sobre conciliación laboral y familiar…. Sí tenemos política social, y puede decirse que no es lo suficientemente fuerte como para crear estándares de seguridad para los trabajadores, eso es imposible ciertamente. Se están discutiendo medidas de igualdad de oportunidades de acceso al empleo y otras de protección social y de inclusión social. Habrá que ver qué es lo que se pone en marcha de todo ello.
¿Se puede permitir Europa ayudar a todas las personas que nos llegan a través de los flujos migratorios?