31.10.2018. Los Silos
El municipio de Los Silos acogió en la mañana de hoy miércoles 31 de Octubre la tradición del Pan por Dios. Al igual que en ediciones anteriores un grupo de niños/as del Colegio Aregume de Los Silos pertenecientes a los cursos de 1º, 2º y 3º de Infantil recorrieron las calles de la localidad.
Los niños/as acompañados por sus maestras/os recorrieron las calles cantando canciones alusivas a la celebración y pidiendo el tradicional “Pan por Dios”. Los/as vecinos/as correspondieron regalándoles frutas, cotufas, golosinas y frutos secos, entre otras cosas. La tradición marca que el ritual finalizaba a las 12 del mediodía.
En el Ayuntamiento de Los Silos fueron recibidos por el alcalde de la localidad, Santiago Martín Pérez quien estuvo acompañado por las concejalas, Carmen Luz Baso Lorenzo e Inmaculada León Palenzuela, responsables de las Áreas de Educación y Bienestar Social, respectivamente. Las autoridades dieron la bienvenida y felicitaron a los/as niños/as y sus maestras/os por mantener viva esta tradición en nuestro municipio y los agasajaron con la entrega de caramelos.
Tras su paso por la institución local, continuaron su recorrido por las calles de la villa en dirección a la Residencia Geriátrica Nuestra Señora de La Luz, para compartir con los mayores allí residentes unos momentos de esta tradición.
Es una vieja costumbre que se vivió en la Isla Baja, concretamente en Los Silos y Garachico, y que estuvo olvidada durante largas décadas hasta su reciente reaparición. La costumbre tiene una fecha fija en el calendario anual: el Día de todos los Santos, el 1º de Noviembre. Consiste en el recorrido que los menores del pueblo hacen, casa por casa, de puerta en puerta, solicitando el pan por Dios, que no es precisamente pan, sino frutas y golosinas muy variadas.
Se ha dicho que la costumbre tiene origen portugués, lo que podría admitirse si se tiene en cuenta que familias portuguesas tuvieron mayoría en la primitiva población de la comarca . Seguro que la costumbre obedeció a la situación de pobreza que se vivió en épocas de epidemias, lo que llevaría a los menesterosos, especialmente a los niños, a acudir a los domicilios de las personas de superior nivel económico solicitando ayuda para mitigar el hambre. La costumbre de hoy pretende, simplemente, recordar el pasado y convertirlo en tradición. Que no se pierda¡¡