15.12.2018. San Sebastián de La Gomera | Reportaje
Dos meses y medio ha sido el tiempo que han durado las Fiestas Lustrales de La Gomera. Meses en los que se ha seguido meticulosamente el rito de recorrer todos y cada uno de los puntos de la Isla rodeada de la habitual y desbordante devoción. Una fe que cada cinco años se muestra latente y arraigada con fuerza en el corazón de los gomeros.
Este sábado, 15 de diciembre, está previsto que la Virgen de Guadalupe regrese a Puntallana. En principio por mar, aunque en caso de que ocurra como en la edición anterior en la que el mal tiempo lo impidió durante varias semanas, quizás se recurrirá a un vehículo que la ha trasladado por la Isla.
El presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, ha estado presente en los recibimientos de cada pueblo y ha podido comprobar la fe que transmite la imagen por donde quiera que vaya. “Las Fiestas Lustrales son la mayor muestra de amor, devoción y pasión que ocurre en la Isla. Los gomeros han esperado durante cinco años para poder tener a la patrona en su pueblo y eso se ha visto en el esfuerzo que han hecho para recibirla por todo lo alto, engalanando sus casas y calles, así como en la alegría convertida en lágrimas cargadas de sentimientos de algunos de ellos”, señala.
Curbelo cuenta emocionado que son muchos los gomeros mayores de 90 años que se han acercado a recibir a la Virgen. “Personas que son historia viva de la Isla y que han asistido a numerosas Lustrales. Algunas tienen pena de que puedan ser las últimas fiestas que vivan y eso se ha notado en la emoción y el nerviosismo con el que vieron a nuestra patrona”,comenta.
Por su parte, la cofrade Mayor, Sofía Brito Díaz, al igual que decenas de gomeros, han acompañado a la imagen por todos los rincones y, por lo tanto, han sido testigos de excepción sobre la devoción que ha despertado a su paso. Lo que más destaca de esta edición es que “la gente se ha involucrado más que nunca en arreglar y decorar las calles del pueblo e implicarse en su recibimiento”.
Un dato llamativo que todos los gomeros han puesto de relieve, es que donde quiera que ha pasado la Virgen ha derramado la tan esperada lluvia que a veces cesaba, casi milagrosamente, cuando tenía que desplazarse de un lugar a otro.
La magia se ha repetido en casi todos los puntos donde la talla ha sido recibida, tal y como ocurre, de forma invariable, cada cinco años. Los recorridos por tierra son seguidos a través de vehículos pero, en algunos casos, como ocurrió entre Agulo y Hermigua, fueron muchos los fieles que lo hicieron caminando. Una prueba de fe añadida a toda una interminable lista.
Otro dato positivo es que se consiguió minimizar lo que se estaba convirtiendo en una triste tendencia: salpicar a la delicada escultura de madera cuando llegaba a la playa de San Sebastián. En ello, tuvo que ver la decisión de que las andas tuvieran mayor altura y que fuera más visible durante su periplo por tierra. En definitiva, la cofrade mayor no puede evitar dejar traslucir la satisfacción por la misión cumplida y por haber podido colaborar en que se vuelva a repetir un rito centenario que se va asentado con más fuerza en el corazón de los gomeros de dentro y de afuera. Aparte de sumar también a visitantes de forma creciente.
Pedro Rodríguez Santos, mayordomo de la ermita califica el periplo de “un gran éxito. Todo transcurrió a la perfección”. “He seguido a la patrona en todo sus recorridos y puedo atestiguar que la gente se ha volcado con ella. Aún me asombra la devoción que despierta, sigo maravillado por el traslado que puedo calificar de apoteósico y desde luego muy bonito”, indica.
No quiere resaltar ningún hecho sobre los demás pero tampoco puede evitar recordar lo ocurrido en Chipude cuando la gente se lanzó a la calle a cantar y bailar debajo de la lluvia como si brillara el sol con toda su intensidad. “Eso es lo grande que tiene la devoción que a nadie le importaba ni siquiera mojarse”. Y es que precisamente, al igual que ha indicado Brito, en esta edición la patrona ha llevado lluvia allí por donde ha pasado como un regalo que tenía reservado para los gomeros. “Estoy seguro de que quería darle felicidad a todos los pueblos”, apunta.
En cuanto al problema del chapoteo cuando es recibida en San Sebastián, se muestra moderadamente satisfecho. “La gente se comportó un poco mejor. Para eso hicimos reuniones y tratamos de concienciar a todos pero era muy difícil evitarlo cuando hay tanta juventud por mucha policía y organización que pongas”, añade.
El mayordomo está seguro de que se podrá cumplir con el rito de trasladar la imagen a Puntallana por mar, aunque haya que esperar un tiempo si las condiciones climáticas no lo permiten. Sólo en caso de fuerza mayor recurrirán al vehículo utilizado durante todo este periplo.