26.02.2020 | Santa Cruz de Tenerife
La consecución de los objetivos que la Administración tiene encomendados, deben ser permanentemente mejorados, sobre todo cuando no funcionan. En nuestro ordenamiento jurídico se señala, además abundantemente, como uno de los principios de la actuación pública el de la eficacia, que es permanentemente soslayado. La eficiencia, que se mide por la relación entre los medios y fines de cara a la consecución de los objetivos establecidos es nula en las Oficinas Técnicas Municipales y en las Gerencias de Urbanismo, donde hay escasez de medios humanos y materiales, que imposibilitan la tramitación o resolución de los expedientes en tiempo y forma, perjudicando a las empresas, las inversiones, el empleo y en general, a los ciudadanos. Hay que dotarlas con los medios imprescindibles para hacerlas operativas.
La maquinaria administrativa es lenta, pesada y con un rendimiento escaso, por lo que una de las primeras iniciativas a tomar pasa irremediablemente por una digitalización cierta, que no es sólo poner un ordenador en cada mesa, sino implantar todo un sistema informático que agilice las gestiones, asegurando los procedimientos, para que se resuelvan los expedientes con oportunidad y dentro de los plazos establecidos reglamentariamente. En cuanto al personal, no se trata de engordar la Administración Pública, lo que sería un error añadido, sino racionalizar los efectivos con los que se cuenta, para buscar la máxima productividad. La gestión pública no se puede basar en aumentar constantemente el personal, sino en favorecer el rendimiento de lo que se tiene.
Óscar Izquierdo presidente de FEPECO añade que: “ a esta lamentable situación de parálisis generalizada en los ayuntamientos, hay que sumar que la mayoría de las ciudades y pueblos de nuestra provincia están en una interinidad permanente en su urbanismo, que perjudica las inversiones, el crecimiento económico y el fomento del empleo. En el urbanismo nunca se parte de cero, hay que asumir lo que hay y mejorarlo si es preciso y un Plan General de Ordenación (PGO) es tan solo una herramienta técnica, no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr la base estructural que permita el crecimiento y desarrollo del municipio. Por lo tanto, hay que despolitizarlo para que sea asumido por todos, todo lo contrario de lo que acontece en nuestras islas. Por eso es importante el consenso, identificando objetivos compartidos y modos de alcanzarlos, ofreciendo soluciones concretas y factibles, sumado a una importante dosis de sentido común”.