06.01.2019. Santa Cruz de Tenerife
El alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, ha asistido a la puesta en servicio del nuevo espacio canino de El Sobradillo, una instalación que cuenta con 920 metros cuadrados de superficie y que se localiza en el parque que está delimitado por las calles Tabobo, Tanganillo, Volcán Tinguatón y la avenida de Los Majuelos.
Bermúdez explicó que este recinto para perros “es el segundo que entra en funcionamiento en el Distrito Suroeste y ha sido equipado con 4 bancos de descanso, papeleras, vallado perimetral, módulos de agility para que los perros puedan mantenerse en forma, entradas en ambos extremos con doble puerta de seguridad, así como una fuente bebedero con agua potable”.
La concejala del Distrito Suroeste, Gladis de León, indicó que la apertura de este espacio “responde a una demanda de los vecinos de la zona, que querían contar con una instalación de estas características para sus perros. Confiamos que, con su entrada en servicio, esta zona de El Sobradillo se dinamice y vea ampliados los tradicionales usos de los que disponía hasta ahora”.
“La superficie de todo el recinto –prosiguió De León– es una grava homologada especialmente para zonas caninas que facilita la limpieza y el mantenimiento por parte de los operarios de la empresa encargada de estas labores. Estamos muy satisfechos porque es el segundo parque canino del Suroeste, tras el existente en Acorán, y ya estamos trabajando para la ejecución de nuevos espacios para los perros en nuestro distrito”.
La inversión municipal realizada para el desarrollo de este proyecto ascendió a 26.000 euros, que fueron aportados de los cargos que el Consistorio pone a disposición de cada distrito para la consecución de las iniciativas solicitadas a través de la herramienta de los presupuestos participativos.
El parque canino de El Sobradillo tiene unas normas de uso que se encuentran expuestas en las dos entradas al recinto. Entre las más importantes se encuentran la prohibición de entrada de perros peligrosos sin el uso de bozal, la obligatoriedad de recoger los excrementos y depositarlos en los contenedores instalados para tal fin, evitar su uso durante las horas en las que no hay luz solar y que cada perro esté acompañado, en todo momento, por su propietario o responsable.