01.09.2018. San Sebastián de La Gomera | Reportaje
El lagarto gigante de La Gomera cumplirá el próximo año las dos décadas desde que fue “descubierto” en el risco de la Mérica en Valle Gran Rey por unos profesores universitarios. El hallazgo tuvo lugar cuando los estudiosos seguían la estela de la leyenda que hablaba de la existencia de estos seres legendarios. Gracias a las acciones llevadas a cabo a continuación por el Cabildo de La Gomera para garantizar su supervivencia, se convirtió en la segunda especie de este tipo que se intentaba salvar de la extinción en el Archipiélago, después de El Hierro. Con el tiempo, Tenerife y Gran Canaria han seguido la misma línea marcada desde entonces.
El presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, hace balance del tiempo y los recursos empleados durante estos años y asegura que el esfuerzo ha merecido la pena porque “ha permitido salvaguardar una especie que se creía extinguida y que ahora se ha ido recuperando de forma paulatina con el compromiso de muchos actores implicados”.
Transcurridos casi veinte años se ha hecho mucho, aunque también queda un largo camino por recorrer. Poco a poco se han ido quemando etapas y en estos momentos nos encontramos en la fase de reintroducción a su hábitat natural. Probablemente la más complicada. Pero, al menos, se puede decir que se cuenta ya con una población en el Centro de Interpretación y en los lugares en los que han sido depositados de alrededor de 400 ejemplares, casi la misma de la que se supone que sobrevive en el risco de la Mérica.
Los responsables de la tarea de conseguir que esta especie deje de estar en la lista de las más amenazadas del planeta se enfrentan a múltiples dificultades, lo que hace doblemente meritorio su esfuerzo y éxitos. Una complicación habitual viene derivada de la abrupta orografía de La Gomera en la que escasean los lugares llanos, en los que sobrevivía esta especie hasta que fueron expulsados por la ocupación humana y los depredadores.
De hecho, en Agulo se encontró el fósil de un lagarto que medía un metro y veinte centímetros y tenía casi 50 años, frente a los cuarenta centímetros actuales. Y es que esta especie se fue reprogramando progresivamente según se iba viendo amenazada. Para sobrevivir recurrió a estrategias como poner menos huevos para ahorrar energías o reducir su tamaño a fin de pasar más inadvertida a los ojos de sus adversarios. Otro tanto ocurrió con su sucesivo replegamiento a los lugares más escarpados e inaccesibles o su transformación en especies carroñeras. Es la que se denomina teoría del cuello de botella. Por ello, no es extraño que cuando los niños acuden al Centro para observarlos dejen escapar alguna frase de decepción; esperaban encontrarse con auténticos gigantes y apenas observan lagartos como los que habitualmente ven en los barrancos de la Isla.
Desde la Consejería de Desarrollo del Territorio se tiene claro que las reintroducciones se deben llevar a cabo en enclaves escarpados, de difícil acceso, fuera de la influencia de las ratas, gatos y aves, enemigos naturales del lagarto gigante. Para trasladar los ejemplares hasta los riscos, auténticos santuarios de la especie, es preciso contar con la colaboración de expertos escaladores.
En estos momentos el Gobierno de Canarias está trabajando en la elaboración del nuevo Plan de Recuperación, cuya primera versión data de 2006 y desde hace algún tiempo precisa de una revisión. En el texto, tal y como le consta ya al Cabildo, se hace especial hincapié en las labores de reintroducción. Desde La Gomera se prevé que en breve se lleve a cabo un seguimiento de la población original ubicada en la Mérica, donde en 2009 se encontró un grupo que oscilaba entre los 200 y los 400 individuos. En esta ocasión se va a hacer un sondeo más amplio de este espacio, por lo que no es descabellado sospechar que serán más numerosos los ejemplares que se localicen.
A lo largo de diversas jornadas cada uno de ellos es captado en una trampa situada por la mañana y por la tarde es liberado después de ponerle una marca. Luego se aplica una fórmula estadística y de esta manera es posible calcular de forma más o menos acertada a cuánto asciende el número de lagartos.
Desde el Cabildo se está trabajando ya en la reintroducción de 120 reptiles y de forma paralela se buscan los lugares más idóneos, cuya ubicación es celosamente guardada con el fin de evitar las visitas de los curiosos. En algunos casos es posible que se vallen los enclaves elegidos para evitar la entrada de los depredadores. La elección de enclaves adecuados se ha convertido en una auténtica prioridad. En septiembre se espera que eclosionen los huevos que las hembras han puesto en esta temporada y que rondan la veintena. Hasta ahora las reintroducciones han tenido un resultado desigual. El éxito no ha sido absoluto pero, al menos, tampoco las nuevas colonias han avanzado hacia el declive total. De todas formas, la existencia de bajas entraba dentro de las previsiones.
Continúo interés
Lo que queda claro es que el lagarto gigante de La Gomera sigue despertando interés, incluso fuera de nuestras fronteras. Es rara la semana en la que no aparece por el Centro algún grupo de visitantes atraídos por su leyenda o llama alguien desde algún remoto lugar del mundo mostrando curiosidad por este animal milenario.
Luego está la colaboración casi constante con la Universidad de La Laguna (ULL) o un próximo convenio con el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife para cederles diversos fósiles. Probablemente en septiembre Televisión Española emitirá un documental dentro de la serie ¡Qué Animal¡ rodado en la Isla el pasado mes de junio y que tiene a este animal como protagonista absoluto.