10.10.2018. Santa Cruz de Tenerife
El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha invertido 1.757.413,26 euros en los trabajos de rehabilitación que se han desarrollado, desde el pasado mes de abril, en la estructura del puente Galcerán.
El alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, y el cuarto teniente de alcalde y concejal de Servicios Públicos, Dámaso Arteaga, presentaron los resultados de un trabajo que permitirá alagar la vida útil del puente, al menos, otros noventa años.
Bermúdez explicó que la intervención ha combinado los aspectos estéticos con los estructurales y permitirá la perfecta conservación y seguridad de un puente histórico de la ciudad, próximo a cumplir noventa años.
Asimismo, el mandatario anunció que a esta rehabilitación le sucederán otros proyectos en distintos puentes de la capital, que también lo necesitan.
Arteaga agradeció la presteza de la dirección de obra y de la contrata en la ejecución de los trabajos y su disposición a recortar los plazos de obra, “lo que ha permitido reducir al máximo las molestias a los ciudadanos”.
El concejal aseguró que la obra permite la máxima seguridad en todos los puntos de la estructura, tanto en el denominado tablero superior como en la parte baja, que da en unos de sus márgenes a la Casa del Carnaval.
Además, se ha aprovechado la actuación para instalar temporalmente, junto a las base de las farolas del puente, unos paneles con información histórica del mismo.
En el acto también participaron el director de la obra, Emilio Grande, y Andrés Román, en representación de OHL, la empresa constructora, quienes agradecieron a la Corporación su colaboración para el correcto desarrollo del proyecto y detallaron los aspectos técnicos del mismo.
Las obras consistieron en la reparación de las zonas dañadas y también de aquellas que presentaban ya los primeros síntomas de mal estado. De esta forma, se sanearon las zonas defectuosas de la estructura mediante el picado manual hasta descubrir una superficie sana. Posteriormente, se limpiaron las zonas saneadas mediante la aplicación de chorros de arena y agua a presión o el cepillado enérgico con cepillos de púas de alambre.
Se desprendieron, a través de medios mecánicos, los fragmentos de hormigón que no estaban firmemente adheridos y se aplicó un revestimiento anticorrosivo para las armaduras. Sobre esta superficie se aplicó, al mismo tiempo, un mortero de adherencia a base de cemento y resinas epoxídicas, con el que se aumentó la adherencia entre el hormigón existente y el material de relleno a emplear.
Con el fin de proteger la superficie de hormigón y crear una protección impermeabilizante, a modo de barrera frente a la humedad y los agentes agresivos, se aplicó una pintura anti carbonatación en los paramentos verticales y horizontales del tablero.
Por último, se retiraron todas aquellas instalaciones que no estaban ya en funcionamiento, así como sus anclajes y elementos de sujeción. También se procedió a la reparación de los taladros causados por las mismas, se repararon el arranque de los arcos y, en la parte superior del tablero del puente, se sustituyeron los imbornales existentes garantizando la impermeabilización del canal de los mismos.
Las obras fueron tramitadas, por el procedimiento de emergencia, en la Junta de Gobierno de la ciudad del pasado 2 de abril y concluyeron en la primera semana de este mes de octubre. Los técnicos, previamente, habían elaborado un informe en el que señalaban la existencia de determinadas anomalías en equipamientos y en la estructura.
Las primeras se referían a los problemas que presentaban las balaustradas e impostas del tablero. La parte exterior de este peto presentaba desprendimientos en los bordes superiores y las zonas de anclaje de los postes de la verja, donde se detectaron importantes pérdidas de material. Con la imposta sucedía algo similar, ya que las pérdidas de hormigón del recubrimiento estaban asociadas a la oxidación de las armaduras del borde del tablero.
Las anomalías en las estructura, mientras tanto, estaban localizadas en arcos, losas y vigas de hormigón armado y estaban asociadas a la degradación por corrosión de las armaduras y perfiles embebidos en el hormigón.
Estos procesos de corrosión se desencadenaron, fundamentalmente, por la carbonatación del hormigón, la existencia de condiciones de humedad desfavorables y porque los recubrimientos no presentaban la suficiente calidad o espesor.
Historia
El puente Galcerán se encuentra sobre el barranco de Santos y está constituido por una serie de arcos de hormigón dispuestos en paralelo y que soportan, a través de tabiques verticales de hormigón armado, el tablero del puente, que también ha sido construido con este material.
En 1904, el ingeniero Gudalfajaro proyecta un primer diseño del puente, construyéndose este entre 1926 y 1929 gracias a un préstamo asumido por el entonces alcalde de la ciudad, Santiago García Sanabria.
El proyecto definitivo y la construcción del puente Galcerán son obra del ingeniero Eduardo Torroja y del arquitecto Antonio Pintor. El diseño responde a una de las tipologías definidas por José Eugenio Ribera en su obra ‘Modelos de puentes de hormigón armado’, publicada por el Ministerio de Fomento el 30 de junio de 1922.